La conexión a tierra de la tecnología

Publicado el 18 julio 2013 por Alfredo Abad Domingo @AlphesTIC

De la electricidad y las madonnas de Rafael

Cierro la puerta de mi automóvil y, de manera instantánea, me recorre una descarga eléctrica que pone mi brazo a temblar, incontroladamente. Esto me obliga a lanzar las llaves, que llevo en la mano, a unos metros de distancia: otra vez... ¡ya me ha dado calambre!
No sé si el lector habrá vivido alguna vez esta situación de la vida ordinaria, más eléctrica que ordinaria, pero a mi me recuerda siempre la "obsesión" que teníamos -aquellos tiempos de jóvenes estudiantes universitarios- en el laboratorio de electricidad y electrónica por conectarlo todo a tierra. Precisamente porque al vehículo le falta una conexión a tierra es por lo que se carga de electricidad estática y, luego, se descarga por donde puede, es decir, a través de mí.
No sé si el lector conoce un cuadro de Rafael Sanzio titulado la "Virgen de la silla" (Madonna della seggiola), una de las muchas madonnas que creara el colorista pintor renacentista. Se trata de una pintura al óleo sobre tabla redonda de unos 70 cm de diámetro, que muestra a la Virgen, abrazando al Niño Jesús mientras que Juan Bautista, que le acompaña les dirige una mirada repleta de piedad.
A priori, podríamos opinar que es una obra artística que nos gusta o no; probablemente nos gustaría por el hecho de que está firmado por Rafael o por la connotación religiosa y maternal que sugiere, sin embargo, es una de las pinturas que se suelen poner como ejemplo para argumentar que el arte figurativo no puede prescindir de del sistema compositivo, en este caso, de tipo excéntrico.

La composición de tu vida

En la composición se hace un uso intensivo de la línea curva, como no podía ser de otro modo al ser la tabla circular y el autor deforma la composición para que todos los elementos queden integrados (véase, por ejemplo, el torcido cuello de la Virgen o el entrecruzamiento de brazos y piernas). Sin embargo hay un elemento en la escena, que -casi imperceptible- alegóricamente impide que el cuadro eche a rodar por sí solo sobre la hipotética línea horizontal sobre la que descansa: el mástil de la silla. Este es justamente, el elemento que proporciona el sentido de la verticalidad y el que concede a la escena su clave de interpretación compositiva. Su función es la de freno de mano del círculo que pretende rodar sobre el suelo. Digamos que es la conexión a tierra del cuadro y Rafael le concedió tanta importancia que pasó a formar parte del título de la obra.
Querido lector, ¿te habías dado cuenta antes de leer esta reflexión de la importancia de este elemento en el cuadro?

Virgen de la silla. Rafael Sanzio, 1513-1514. Óleo sobre tabla, 71 cm x 71 cm. Palacio Pitti, Florencia, Italia.


Con la tecnología sucede algo semejante. Utilizamos la tecnología de manera indiscriminada. Incluso nos parece que quien no la utiliza intensiva y extensivamente es un individuo anacrónico, casi un bohemio o un monje budista. Pero,...
Hay un pero. Mucha o poca tecnología no es algo demasiado significativo en la composición de tu vida: sencillamente estás colocando estratégicamente las figuras en el cuadro para realizar una composición, pero estas figuras por sí solas -como hemos visto antes- no hacen la obra de arte. Te esforzarás, para no ser señalado o etiquetado, en integrar toda tu existencia en un marco tecnológico. Todo lo que antes hacías de manera natural, ahora no podrías hacerlo sin la tecnología que subyace. Además, buscas tecnología para poder hacer más y más, que no necesariamente mejor.

Esas dependencias

He llegado a escuchar a algunos jóvenes quejarse porque sin teléfono móvil no era posible quedar con sus amigos para salir un sábado: ¡siempre quedamos por whatsapp! o ¡mi libreta de contactos está dentro del móvil y lo he perdido!
La tecnología facilita, a la vez que limita, porque aun cuando dilata el campo de acción y extiende las fronteras, genera nuevas dependencias. Así, que podemos decir: ¡qué bonito es todo cuando todo es bonito! Suena a retórica tautología, ¿verdad? No insistas, lo es. Solo en estas condiciones de comoditización tautológica es donde la tecnología nos proporciona seguridad.
En tu mundo circular -tu cuadro- has ido añadiendo personajes: tu tableta, tu teléfono inteligente, tu ordenador personal, tu blog, tu twitter, varias conexiones a Internet, etc. Has ido doblegando las actividades hasta conseguir que las herramientas parezcan hechas expresamente para tu necesidad y no te das cuenta de que tienes el cuello torcido.
Eso sí, con mucho colorido, pero en la antesala de la tortícolis.
Te falta un elemento que te proporcione la verticalidad: la silla. Has conseguido una composición circular que echará a rodar en cualquier momento como rodaría el cuadro de Rafael. Tú eres más importante que la tecnología que usas: ahí tienes tu silla. O, dicho de otro modo, tu conexión a tierra.
Ahora ya eres autónomo para que la tecnología, como el automóvil, no te de calambre.
¿No te convence esto que afirmo? Mira el siguiente vídeo y disfrútalo. No soy yo contrario al uso de la tecnología; insisto, me da de comer; pero me agota el snobismo tecnológico.

Alfredo Abad Domingo.
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