Revista Literatura

La confianza y las artes en la estepa manchega

Publicado el 10 septiembre 2013 por Gasolinero

Los chinos por regla general suelen ser mucho más mesurados que los manchegos. En todas sus apreciaciones acostumbran a decir que hay siempre tres puntos de vista sobre cada problema —el tuyo, sensato lector, el de este junta letras y el verdadero—. Hay dos o tres mil veces más de chinos que de tomellososeros… o que cualquier cosa.

—A eso no debía de haber derecho.

—Si lleva usted razón, pero el ojo lo pierde.

Paisaje

Paisaje Manchego por Francisco José Jiménez
http://franciscojjimenez.blogspot.com.es/

Esto de escribir cuartillas —electrónicas en el caso de un servidor— es oficio de muchas servidumbres. Casi nunca confesadas. Este oficio de llenar pliegos —virtuales, ya te dije— consiste, creo yo, en jugar con las palabras (a lo mejor peligrosamente). Uno se entretiene con ellas, las piensa, las caza, las diseca, las coloca. Deseando decir algo, aunque no siempre se consiga.

Los medio escritores y además costumbristas, no somos muy apreciados. La gente piensa, con buen criterio, que somos escribientes de pan y pescado sin otro objetivo que el de describir lo que vemos. Crueles, inmisericordes, caricaturistas y ensañándonos con el pobrecico al que le enjaretamos una descripción. Harto lleva.

Los chinos no piensan en estas cosas, bastante tienen. Se limitan a aguantar, sonreír, callarse  y enterrar a sus muertos.

La otra noche tuvimos la suerte de cenar con unos asturianos. Encarnación Domingo y su familia. Encarnación es pintora y una obra suya, “Contaminación”, ha sido seleccionada en los Certámenes Artísticos de la Fiesta de las Letras de Tomelloso.  Le acompañaban un hijo y su marido. El hijo es poeta. Atendía a la conversación, sonreía y, a pesar de la juventud, emitía juicios de persona mayor. Los poetas buscan la esclavitud del soneto y el lastre de la conciencia. La prosa da una idea pobre, pero el verso da una idea inexacta, contaba Cela. El marido escuchaba, atento.

Encarnación se sentía muy orgullosa de que una obra suya haya sido seleccionada por el jurado de este año, Antonio López, Guillermo Solana y José María González Cuasante. No es para menos. Después de los entremeses comenzamos a hablar de la cantera artística y literaria de La Mancha y particularmente de Tomelloso. Los forasteros señalaban que era extraño que las musas tuviesen piso en nuestra ciudad, dado el paisaje y clima tan poco confortables con que nos regaló Nuestro Señor. Este que te escribe, emitió un juicio, seguramente equivocado, pero sentido y meditado.

Precisamente por eso las artes se dan con tanta insistencia en esta tierra, por disimular esta árida nación. El arte y la imaginación usados como trampantojos para hacer más agradable la estepa.

En otro momento de la conversación (amena, productiva, agradable, sentida, convincente y emotiva), también se extrañaron de lo confiado del espíritu manchego en comparación al reservado y desconfiado ánimo norteño.

Como uno estaba inspirado, emulando a Juan de Mairena, o al señor K., tiré también de aserto. Somos más confiados porque siempre vemos lo que hace el vecino, en cualquier momento. Sin embargo, la gente de la montaña, no ve lo que hace el de valle de al lado. Y piensa lo peor.


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