El devenir del arco tocando notas flotantes a través de mi oído, me hacen recordar la visibilidad de los cuerpos imantados como una simple expresión de la naturaleza. Y siento la invención de los universos que buscan resurgir en la creación de la mente humana.
Hace un largo tiempo que dejé de escribir en el blog, se juntaron muchas casualidades al mismo instante y tuve que sacrificar mi arco y dejarlo dormir por largo tiempo tal cual este blog. Ha pasado un par de meses y sin embargo al revisar me encuentro con la constancia de mis viejos amigos bloggeros que transitan por este espacio virtual.
Estoy escuchando a Bach, suite 1, el favorito de Yurena una gran escritora amiga mía. Y puede uno sentir la armonía del arco, las cuerdas y los afinadores en cada vibración del instrumento. De ese modo la palabra brota en nuestras manos en la pluma que utilizamos diariamente.Al llegar el fin de año decidí darme una vuelta por la ciudad y ver el acontecimiento de los tiempos. Extrañamente llegué por 84 st en Manhattan y decidí ver los fuegos artificiales, pasando por el parque donde John Lennon pasó alguna vez y quedó estampada una canción. Los colores eran fantásticos no podía dejar de verlas, eran similares a una pintura abstracta que parecía girar a través de un caledoscopio. Pensé en dejarles un par de imágenes. Eso me llevó a recordar la exposición de Kandinsky the collection en Guggenheim Museum de NY, y pensé posiblemente Kandisky se ha recreado de estos colores en su soledad y ha plasmado infinidad de contrastes inimaginables en sus lienzos y se ha preguntado si el fuego tiene aroma a través del color o si el cielo rompe su ostracismo al caer la lluvia al amanecer. La naturaleza única crea lo imposible ante nuestros ojos e igual que Kandisky, la genialidad humana utiliza sus elementos para hacer posible estas visiones.Hace unos días fui a una gran exposición de Samurais del Metropolitan Museum, me pareció increíble realmente muy buena. La fuerza de sus expresiones, las armaduras, la cultura que los envuelve haciéndolos cada vez más lejanos, no obstante, tan únicos y modernos. Noté que la fibra de sus ropas era de plata, bronce, platino y oro casi como una piel. Y sus espadas y cuchillos mostraban sutilmente la personalidad de los hombres que las portaron, sea por el color de su empuñadura o por las piedras coloridas impregnadas en el metal o por la forma y tamaño de estas armas. Eran totalmente distintas y al mismo tiempo mostraban una suerte de unicidad todas ellas.Retomo nuevamente a Bach y dejo el encanto que da la creación en su expresión más solitaria. Esa visión que tenemos al sentir, ver, escuchar o leer algo realmente leve, que te rasga la piel como una hoja al caer; haciendo estallar completamente todo tu cuerpo sólo por el sentir de la hoja. Eso es el arte que nos maravilla. Como la nieve se estacionó hace unos días en las calles, en los carros, en las ropas, en los pliegues de los abrigos, entre nuestras lágrimas que caen solitarias confundiéndose en su elemento.Definitivamente los hombres crean artificios únicos. Podría ser las lágrimas de nieve y el cielo un cuadro abstracto de Kandisky.(La pintura que se encuentra en esta entrada se llama Improvisación y la primera fotrografía es una toma de las muchas tomas que tomé esa noche de fin de año)