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La criba

Publicado el 10 septiembre 2013 por Equipo QuehacesquÉ

Resulta que además de pintar monigotes en la kendolibreta, ayudo a Herber West a hacer camisetas de kendo y iaido desde que en verano lo petáramos muy fuerte con esta:

Javier Villa, campeon de iaido y comer nutella, luciendo orgulloso la camiseta Sons of Iaido Valencia, diseño de la katana dislexica, camisetas de kendo y iaido

La nutella no iba incluida

Como ya sabéis, Herber West es, además de nuestro colaborador experto en discapacidad y uno de los budokas que más admiro del mundo entero, mi pareja. Hace unos días le sugerí que hiciéramos un diseño basado en este que rezara YO SOBREVIVÍ A LA CRIBA DE SEPTIEMBRE.

No es que sea la única criba, pero la del inicio de temporada se nota más. Ya escribí una vez sobre ello aquí: hay una después del bogu; otra después del primer año; y varias después de cada grado, lo cual no deja de ser una paradoja. Algunos paran para descansar. Otros se dan cuenta de que el kendo no era para ellos o no les compensa. Hay quien encuentra lo suyo por el camino y un día te los encuentras con karategi blanco o corriendo descalzos, o escalando montañas. O se enamoran. O tienen hijos (ya hablaremos de esta, chicas, os lo prometo). Y algunos simplemente desaparecen.

A veces tengo la sensación de haber sobrevivido a varias cribas. Me entenderéis si rescatáis fotos de vuestro primer seminario de kendo o de vuestra primera fiesta con el dojo. Y creo que no debería ser así, que hay un margen de ensayo-error humano y comprensible que provoca que algo tan exigente y desafiante como el kendo no sea para todo el mundo, como no lo fueron para mí ni el tiro con arco ni el karate, y no siento haber fracasado por eso. Yo encontré mi camino en el Budo kendo (porque fue el kendo, y no el iaido, lo que me salvó la vida). Hay caminos para todos.

¿Y entonces por qué todo este chorro de palabras?

Hace una semana que todos los dojos de España empezamos temporada y hablar de la criba se hace inevitable, sobre todo para los senpai, que les toca comerse el marrón: este viene, este no, este paga pero no aparece, este tiene el bogu lleno de mierda desde 2011, este ha dicho que la semana que viene ya si eso, esta que el mes que viene, esta otra me ha dicho que no le llame más. Y supongo que también es humano y comprensible que se nos escape una sonrisilla al ver que no nos hemos cribado: que seguimos ahí, entrenando.

Yo he sobrevivido a varias cribas de estas; pero no porque siguiera ahí, entrenando. Yo me colaba por la criba. Y luego volvía. Y otra vez fuera. Y otra vez dentro. La última vez estuve casi dos años sin entrenar: entre criba y criba mi entrenamiento era una puta mierda irregular y me pasaba de todo. Hasta que un día fui a entrenar y volví al jueves siguiente, y el martes siguiente, y el jueves siguiente, y el martes siguiente, y el jueves siguiente.

Supongo que por eso intento poner especial atención en los compañeros que andan con un pie fuera. Por cierto, tener un nivel muy alto no te libra de la frustración: es más, esta crece con tu nivel; así que el próximo candidato o candidata a caer criba abajo puede ser cualquiera. Los síntomas son claros: retraimiento sobre todo, asociabilidad, irregularidad después, unas cuantas faltas que parece que no se notan. Sólo hay una cosa que yo pueda hacer: hablar si se tercia. Tratar de convencer a esa persona de que después de una clase buena o mala viene otra, buena o mala, y otra más. Que hay que pasárselo bien en ambas. Que todo acaba terminando, las buenas y malas rachas, y también las malas caras si las hay. Con suerte, te hacen caso.

Un compañero me dijo el día que vino a despedirse: “tía, el kendo me ha hecho ver que yo lo que soy es karateka”. Y volvió al karate. Ole ahí.

Pero no me gusta ver otro hueco en la estantería de los bogus y preguntarme si hubo algo que yo pudiera haber hecho para evitarlo. Así que por eso, si te caíste de la criba hace ya tiempo y todavía sigues leyendo esto, estoy segura de que es más que simple morriña: ¿por qué no vuelves una hora a la semana?

- Es que me he puesto muy gordo…

Como si fueras el único.

- Es que ni sé dónde estará mi bogu…

Sólo necesitas un chándal y un shinai, y esto último te lo prestan en tu dojo.

- Es que lo voy a hacer fatal…

Tranquilo, hombre: dentro de unos años seguiremos haciéndolo fatal, pero verás qué risas.

- Es que tuve esta lesión…

Entonces habla primero con tu médico y con tu instructor. Así vas de visita, que es lo más chungo al principio. Y ve poco a poco.

- Es que a ver si…

Sacar tiempo cuesta, sacar voluntad cuesta más, pero piensa que eso mismo nos pasa a los que entrenamos todos los días. Cada uno tiene su fórmula y sus trucos para vencerlo.

- Es que yo antes era mu bueno y verás ahora…

Ahora harás kendo. Ya está. Lo mismo ahora te lo pasas mejor que cuando por cojones tenías que ser mu bueno.

- Es que me van a decir…

Te dirán bienvenido. Bienvenida. Como me decían a mí cada vez. Gracias a eso estoy aquí. Y si te dicen otra cosa, cambia de dojo.

Pero ve.


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