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La dictadura del paritarismo

Publicado el 27 julio 2010 por Jcgarrido @jcgarridodp
Un amigo, que trabaja para una conocida empresa de juguetes, me pide un cuento infantil para colgar en el blog de la misma, y yo le cedo este. Cuál es mi sorpresa, cuando veo el citado blog y constato esto: han cambiado el personaje de la madre por un hermano, Luis, y además lo hacen de forma absolutamente chapucera, introduciendo primera persona en un texto narrado en tercera. Cuando requiero el porqué de que hayan desgraciado así mi cuento, me responden: “para que no sea sexista”.
Partiendo de que el cuento no es sexista en absoluto, incluso me atrevería a calificarlo de feminista militante (tiene gracia que afirme algo así cuando servidor tiene a gala no ser ni lo uno ni lo otro), pues arremete contra el cuento tradicional al uso, en el que ”las princesas son tontorronas y se dejan atrapar por el primer dragón que se encuentran”. Y resulta aún más gracioso que solucionen el supuesto (y por supuesto inexistente) sexismo cambiando un personaje femenino por uno masculino. O sea, que lo que es despectivo y denigrante (que no lo es) para una mujer, es bueno y edificante si se trata un varón.
Con esta vara de medir, debiéramos prohibir la Cenicienta (además de que todos los villanos son mujeres, exhibe un caso de explotación infantil), a Blancanieves, que realiza tareas denigrantes (limpiar y cocinar para los enanos) y a Pulgarcito, un claro ejemplo de abandono paterno.
Da pánico este integrismo ideológico, lo afirmo con toda rotundidad. Aterroriza esta gazmoñería estulta y simplona que impera, alimentada por el bibianismo y las doctrinas laicas de la Moncloa. Causa pavor esta nueva censura que nos tratan de imponer, sobre todo porque se trata de la peor de las censuras imaginable, la autocensura por temor a ser anatemizado al instante y convertirse en un proscrito por la mano de esta progresía ñoña que se ha instalado en el poder.
Y también, y sobre todo, da asco. Disculpen que les deje con la disertación a medias, pero debo ir a vomitar.

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