Hace unos días resolví dejar de enviar mensajes a personas que no los responden, que apenas los responden (sin intento por hacer conversación) o que prácticamente nunca son quienes envían el primer "hola, ¿qué tal?" No es algo muy determinado para siempre jamás; si no puedo aguantar las ganas de saludar a alguna de esas personas, la saludo y ya. Solo creo que, a veces, hay que abrir espacios para experimentar la distancia que los otros marcan... tal vez por esos espacios se cuelen personas que quieran estar más cerca.
Silvia Parque