Me rindo.
Dejo de querer forzar encuentros
Y desencuentros.
O de querer alinear
Los tarros con especias
Que quedaron sobre la mesada.
Que me invada el desorden
Que trae el viento
Que alborota las hojas
Que bailan sobre la vereda.
El viento me despeina
Al igual que las mil vueltas
Que doy alrededor de la luna….
Vueltas de un lado al otro de la cama.
Mi cama es una licuadora.
Me despierto con la palabra en la boca,
Con el beso en los labios,
Manos abiertas que reciben,
Y un licuado verde
Que trae clorofila, rendición,
Asombro e incertidumbre.
El miedo cae por la borda
Justo después de que mi carcajada.
Rompiera los cristales y los moldes
Donde poníamos la arcilla para los cuencos
Donde serviríamos la cazuela el domingo.
Tendremos que buscar platos hondos.
Me rindo.
Dejo de conspirar.
No hay a favor ni en contra.
Esta revolución se parece cada vez más
A una lluvia de flores blancas
Que caen sobre colchones de hojas doradas
En la ribera del río.
Me recuesto bajo el sauce
Mientras el azul del cielo me recuerda
Que bailamos sobre un engranaje
Cósmico del cual no entendemos nada.
Me rindo
Y en esta mañana,
La doceava del mes de abril
Los primeros pensamientos
Llevan tu nombre.
Patricia Lohin
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