Sabiendo que el pasado siglo XX fue el de las comunicaciones, no sería muy aventurado decir que este siglo va a ser el de la ciencia, especialmente el de la biología. La biotecnología, los próximos descubrimientos en genética y neurociencia seguro que no nos dejarán indiferentes, transformando nuestro mundo en una realidad apenas hoy imaginable (al igual que Internet ya lo hiciera a finales del s. XX). Sin embargo, al igual que la propia Internet, es bien probable que surjan avances que apenas seamos capaces de soñar, ni en el mundo de Pandora, tan a pie de boca hoy en día. El “cultivo” del clima poco a poco se va haciendo realidad.
Seguramente no serán pocos quienes hayan oído hablar del “robo de nubes” por parte del gobierno de Esperanza Aguirre (Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid). Según se ha demostrado, el gobierno madrileño ha estado utilizando tecnología israelí con el fin de conducir las nubes, que en principio se dirigían a otro lugar, hacia su territorio. El asunto transcendió “mínimamente”, en parte por ser la víctima Castilla y León (CCAA igualmente gobernada por el Partido Popular), y, en otra parte, por ser un asunto “poco creíble” para el común de los mortales. Sin embargo, la verdad está ahí. Según se ha demostrado, Israel ha conseguido bombardear a las nubes con yoduro de plata, provocando que las precipitaciones, que en principio no iban a hacerlo, caigan en su territorio. Esta herramienta en manos de un estado tan poderoso no es como para estar tranquilo, más aún si eres ciudadano de uno de sus vecinos países árabes. En este caso, más que de “cultivo” hablamos de “robo”, pero las “modificaciones climáticas” que el hombre será capaz de realizar a corto plazo no se reducen a ello.
Ya en otra ocasión, en Nubiru se trató el tema de la peridotita, un mineral capaz de absorber dióxido de carbono (CO2) convirtiéndolo en cuarzo. Este mineral, sobre el que “Petroleum Development Oman” ya está realizando pruebas, abunda no sólo en el desierto de Omán (península Arábiga), sino también en la propia Arabia Saudí, así como en las costas de Yugoslavia. Es una roca volcánica, sus afloramientos están asociados a los de olivino, llamada a dar que hablar en el futuro. No es la única medida sobre la que se está investigando...
A principios de los años 90, el oceanógrafo californiano John Martin pronunció una frase, un tanto "esotérica-apocalíptica": “Denme un barco cargado de hierro y provocaré una era glacial”. Poca gente le dio importancia en aquel momento. Varias compañías de EEUU han retomado la idea con el fin de generar "créditos para contaminar" (siguiendo el sistema inaugurado por Kyoto), pero no ha sido hasta los últimos meses que el asunto ha tomado un nuevo sentido.
A bordo del gigantesco Polarstern, científicos de la India y Alemania han hecho un experimento "sembrando" hierro en el oceáno con el afán de fomentar el crecimiento del fitoplácton (minúsculos organismos capaces de hacer la fotosíntesis). Sin embargo, con ello también ha crecido la población de devoradores de fitoplácton (organismos semejantes a larvas de camarón) y, según científicos españoles, un intento a gran escala pudiera, no sólo hacer que se elimine una tasa inferior de hidróxido de carbono de la que se había previsto, sino también provocar un incremento masivo de las poblaciones de plácton que consumiera tal tasa de oxígeno que acabara con los peces.
Se mire por donde se mire la Ciencia se está abriendo paso, eso sí, una vez más con Maese Dinero siguiéndole la pista. ¿Se conseguirá domesticar el clima? O mejor dicho... ¿se podrá "graduar" el Cambio Climático?