—¿José es mi padre?
Ese día había sido caluroso y largo. Nadie le vino a ayudar. Tenía que entregar varios encargos la mañana siguiente. Cansado después de trabajar tanto y haber terminado la mesa y otros muebles, Jesús entró a la casa y, mirando a María, sin saludar le preguntó:
—¿José es mi padre?
—¿José es mi padre?