Eso mismo nos decía William of Canterbury en la gran obra, "El Nombre de la Rosa". Y es una verdad como un templo. Aunque, no deja de ser curioso que esta verdad consista en cuestionárselo todo, pero así es. La verdad se busca dudando de ella. Es el fundamento principal de la ciencia y, en general, de cualquier tipo de progreso.
Richard Dawkins nos habla en su "Espejismo de Dios" de un ejemplo de lo que la ciencia y el espíritu crítico significa. No recuerdo los detalles exactos, pero se resumía en que un científico, conocido suyo, había pasado unos quince años de su vida trabajando con pasión en una cierta teoría. Un día, durante una conferencia, alguien intervino y demostró que la teoría se equivocaba. Ante esta situación, el científico reaccionó levantándose y dando un amistoso apretón de manos al interviniente, diciéndole: "Muchísimas gracias; he estado engañado durante tanto tiempo". El auditorio estalló en aplausos. Este es el ideal científico, y es el que todos debiéramos tomar como guía.
Los mayores errores y las peores atrocidades se han cometido y se siguen cometiendo por dar por sentado que ciertas verdades son absolutas. Las verdades absolutas cierran la capacidad de razonar y llevan a los argumentos del tipo "porque sí" o "porque lo digo yo". Son el germen de las dictaduras y todas las demás formas de totalitarismo. La Inquisición actuaba al abrigo de las verdades absolutas e indudables, así como el nazismo y cualquier otro tipo de represión.
A lo largo de toda la historia, los regímenes políticos más atroces se han forjado de esta manera. Donde estas verdades se asientan como forma de gobierno, sea del tipo que sea (político o religioso), los que piensen de manera distinta se convierten automáticamente en "disidentes", "herejes", "rebeldes" o "inconstitucionales", por poner un ejemplo más cercano para los peninsulares de hoy en día.
Lo absoluto es como es, se conserva en vez de progresar. Para que exista el progreso, ha de ponerse cada una de las cosas que no están bien en tela de juicio. Quizá así se puedan cambiar, para bien o para mal.
"Cree a aquellos que buscan la verdad; duda de los que la han encontrado"
André Gide
"En asuntos de religión, la verdad es simplemente la opinión que ha sobrevivido"
Oscar Wilde