Tenía esa edad, la de los sueños, que es cualquier edad.
Tenía esa edad donde aún los sueños están intactos, es decir, realizables. Seguía soñando los mismos sueños, uno tras otro, sin desfallecer. Las noches eran de sueños cortos y múltiples sueños. Los días eran la búsqueda del sueño soñado.
Tenía esa edad, la de los sueños, que es cualquier edad.
Tenía esa edad, la de los sueños, que es cualquier edad.