La elfa y sus sombras

“En el punto donde silencio y soledadse cruzan con la noche y con el frío,esperé como quien espera en vano,tan nítido y preciso era el vacío.”Sophia de Mello Breyner
A veces me siento el último unicornio del mundo; y mis patas blancas de nostalgia, pisan el pasto seco de un sábado que también se extingue.
Cuando el traje de princesa no me queda y me escasean —en igual medida— príncipes valientes y sapos suplicantes; soy el pato de un cuento sin final, al que le cayó una maldición de dureza fría.
A veces, soy la caja marchita que espera como la aguja —en el fondo del cajón— al hilo que reviva su utilidad; o, como esperan las plantas de plástico morir, sin ponerse jamás viejas.
Otras veces soy la elfa que se yergue como un ciprés azul, perdiéndose en medio de un bosque repleto de árboles verdes. Y cuando no aspiro a tanto; apenas, soy el oído tieso de una rama celeste y desmembrada.
A veces soy la poesía servida en bandeja y otras, el restaurant que sirve anillos huecos para cenas patéticas y obligadas.
Mientras yo soy el pato, el unicornio, la caja, el anillo y una elfa; vos, sos sólo una cosa: la ausencia que habita en todos mis objetos y sus sombras.