La vida reparte sus cartas, a veces duras, otras difíciles, otras tristes, otras alegres, serenas, chispeantes, apasionadas o esperanzadoras.Ahí están en nuestra mano para después jugarlas. Cuando son cartas afortunadas ganamos la partida facilmente y continuamos el juego con confianza en nuestra suerte. Cuando no lo son, hay que tratar de jugarlas también con sencillez aunque cueste, aunque el otro nos tire un farol o tenga cartas mejores. El otro, lo otro o los otros son la vida y uno mismo, la partida es con "ella" y con nuestro interior, lo de fuera sólo nos reta a mirarnos hacia dentro y a jugar con nosotros mismos y nuestra capacidad de autoregeneración.Últimanmente me han venido manos no muy favorecedoras y siento cansancio y hastío, pero la hartazón acaba sacandome una sonrisa, no sé si de pura desesperación, de pura supervivencia o de pura sabiduría, quien sabe....Vuelvo al tarot y en el a carta número III La Emperatriz: "La Emperatriz es la alegría de vivir, la vitalidad en sí misma, las ganas de hacer cosas. Ella se levanta por las mañanas contenta, ríe y canta. A la Emperatriz no le preocupan los resultados ni los logros en general porque la sensación de sentirse capaz de ser ella misma y de entregarse es lo más importante."Así estoy, aprendiendo a vivir con la preocupación justa, quitando hierro al hierro y luchando por salvaguardar mi alegría. Cuidando mi esperanza.