Revista Talentos
Las herramientas ya no estaban en su lugar, faltaban algunas. El sitio presentaba señales de un gran forcejeo. Al presenciar semejante desorden, sintió que sus esfuerzos habían sido inútiles. Las lágrimas recorrieron su rostro al confirmar sus sospechas: el robot yacía en el suelo, detrás de la barra, completamente desarmado.