La tarde huele a vacío.
Muere la intimidad
Enredada entre sábanas frías.
La cama apenas destendida
Es un campo de batalla sin guerreros.
Un lecho donde acostarse
Como quien espera a que pase la vida.
Sin balas, municiones, candor,
Fuego, rebelión, ni revoluciones.
La cena fría sobre la mesa,
El vino barato y tibio sin terminar.
Las piernas sin enredarse,
El sudor que no alcanza a ser.
Querés amarme, pero no te sale.
Quiero poner algo de mí
Y estoy vacía.
Manos inertes,
Algunas palabras que no entiendo.
El arco de mi espalda
Sigue vacante.
El final es abrupto,
Muerte súbita.
Partimos rápidamente
Lejos de la escena del crimen.
Que nadie sepa
Del frío que arrastramos en el alma.
Patricia Lohin
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