Tantas cosas te echan de menos.
Cada día está lleno de instantes que esperanlas manos pequeñas que, tantas veces,
cogieron las mías.
Nos tenemos que acostumbrar a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también tendrá que acostumbrarse.
Tu calle, durante mucho tiempo todavía,
esperará ante la puerta,
paciente, tus pasos.
No se cansará nunca porque, esperar,
nadie lo hace tan bien como una calle.
Y yo soy pleno de esta voluntad
de ser tocado por ti, mirado por ti.
Y que me digas qué hacer con mi vida,
mientras los días de lluvia o de cielos azules
ya están organizando la soledad.
Joan Margarit