Revista Literatura

La espera

Publicado el 26 agosto 2018 por El Perro Patricia Lohin @elperro1970
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Esperar: acto mediante el cual se hace otra cosa -ojo, a veces nada, pero no lo recomiendo- hasta que lo esperado llegue.

Escribo y elucubro. Tejo artimañas, tejo “quizás”, “por qués”, tejo ideas conspirativas y de las otras, desenlaces de todo tipo y color; como quien tiene el guión de una película y tiene que escribirle el final.

Yo espero como un acto desesperante en donde todas las otras tareas carecen de importancia, porque ¿qué más dá?, si lo que en definitiva se está haciendo es esperar.

Esperar ocupado, esperar desocupado, esperar desesperado.

Insisto: mejor esperar ocupado, quién dice que en la espera, ese objeto pierda trascendencia, y la tarea que antes fue el medio pase a ser lo esperado.

Esperar como quien recoge la lana haciendo un ovillo, mientras la madeja está en la silla, esperando a envolverse hasta formar una pelota; para luego volver a esperar, a que un par de agujas y dos manos habilidosas formen un tejido. Tejido que alguien está esperando ponerse, que abriga, que tenga caída, que sea suave, que quepa. Tejido que visitará varios paisajes hasta yacer varios meses guardado en el placard.

En la espera hago sonar los huesos de los dedos de las manos, para que se sientan menos tiesos al momento de tipear estas palabras. También me desperezo estirando mi columna, mientras algo dentro mío galopa haciendo tanto ruido que no alcanzo a escuchar lo que quiero escribir.

Un chucho frío se apodera de mi cuerpo cuando siento ese golpe intenso dentro éste al que no puedo dominar. ¿Es mi cuerpo o es mi espíritu? Será mi espíritu embravecido que se ha apoderado de mi cuerpo también incontrolable.

La espera a que llegue el tren, la espera a que alguien diga  por los parlantes mi nombre y al fin sea mi turno, la espera para deshacerse de, para hacerse de, la espera para que la masa del pan tome consistencia de leudado, la espera para que llegue el feriado o para que termine.  Esperar el próximo amanecer, al próximo encuentro cuando aún no ha acontecido el anterior, el próximo viaje cuando aún no regreso de éste. Esperar a que el chocolate se derrita en mi boca, a que se enfríe el café, a que caiga la noche más larga del año.

Esperar varios días sentada en un paredón, como una niña que espera a su padre, el padre que nunca tuvo; mientras sus hermanos juegan distraídos de tal ausencia en el terreno baldío de al lado.

Patricia Lohin


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