Pero tras su ambición ocultaba su secreto. ¡Qué habilidad para inocular melancolía a sus modelos! Si miraban atrás, quedaban petrificados y surgía otra obra de arte... con sabor a sal.
Revista Talentos
El escultor logró otro premio. Su virtuosismo con el cincel era indiscutible. El realismo que mostraban esos cuerpos marmóreos estremecía.
Pero tras su ambición ocultaba su secreto. ¡Qué habilidad para inocular melancolía a sus modelos! Si miraban atrás, quedaban petrificados y surgía otra obra de arte... con sabor a sal.
Pero tras su ambición ocultaba su secreto. ¡Qué habilidad para inocular melancolía a sus modelos! Si miraban atrás, quedaban petrificados y surgía otra obra de arte... con sabor a sal.