Había una vez una estrella pequeñita que todas las noches cuando salía, dejaba boquiabiertos a todos cuanto la miraban. Su luz era tan blanca y brillante que todos deseaban brillar como ella. Era la estrella a la que más deseos llegaban, ya que, podía ser contemplada desde cualquier lugar. Una noche, otra pequeña estrella le dijo - Qué suerte tienes de brillar tanto y de ser la elegida de todos los deseos. Aquello, hizo pensar a la estrella. Pensó que quizás si no salía más al universo, todos aquellos que le pedían deseos tendrían que buscar otra estrella y entonces todas las demás estrellas estarían contentas por ser deseadas. Su papá le reprendió por no salir durante noches y le explicó que no debemos hacer lo que los demás quieren porque así nunca seríamos felices. Y además, con ese comportamiento, había hecho que todos aquellos que salían todas las noches al balcón para mirarla, se sintieran tristes de no encontrarla. La estrella, se sintió muy triste y apenada por su comportamiento y confesó que ella también se sentía triste por estar encerrada. Así que, decidió salir a brillar al universo para ser contemplada por todo aquel que quisiera, porque, se dió cuenta que aunque las demás estrellas no brillaran como ella todas tenían un brillo distinto y una misión por cumplir. Decidió que nunca más se dejaría llevar por aquello que le dijeran, pues, quería ser feliz y conceder los deseos de todos aquellos que la necesitaran, porque, ésa era su felicidad y su misión en el universo y cada cual tendría que descubrir el suyo.
Moraleja : Tu felicidad la haces tú, nadie vendrá a regalártela. Nunca dejes de hacer algo porque lo digan los demás, haz lo que creas. Y no dejes de brillar aunque el cielo esté gris.