Si echamos un vistazo a los alumnos que pueblan las aulas de todo tipo de escuelas, institutos o facultades siempre nos encontramos al clásico repetidor. Los hay de muchos tipos pero todos se caracterizan por eternizarse en las carreras. Ante sus ojos han visto pasar varios planes distintos de educación, aunque ninguno ha conseguido obrar el milagro de que aprueben.
Yo los emparejo con los relaciones públicas de las discotecas de la playa. Cuando llegas a clase los primeros días se te acercan sigilosamente y te empiezan a comer el tarro. Te preguntan sobre que profesores te han tocado, y para cada uno de ellos tienen una batallita o alguna leyenda urbana aunque todos comparten algo: han suspendido al citado repetidor. Su objetivo es ambiguo, por un lado intentan convencerte para que te unas a su causa, y en caso contrario coger confianza para que cuando lleguen los exámenes les dejes los apuntes y les expliques las cosas. De todas formas vamos a detallarlos un poco más.
El repetidor fantasma: este es el más curioso de todos y el más desgraciadito también. La verdad es que tiene cara de primo, siempre llega tarde a clase, sudando y cargado de papeles. Suele interrumpir varias veces en clase para preguntar obviedades o para plantear teorías absurdas (aunque las cuentan con tanto entusiasmo que llegas a creértelas por un segundo). Es bastante común que le sucedan todo tipo de aventuras en la época de exámenes, desde coger la malaria hasta tener un virus en el ordenador que le borre todos los trabajos. Lo curioso es que suelen saber hacer de todo menos aprobar los exámenes.
El repetidor sabático: aquí tenemos un ejemplo del ritmo de vida que todo el mundo sueña con poder llevar. Simplemente se dedican al noble arte de dormir, comer y beber. Acaban siendo conocidos por casi todo el mundo, porque sus expedientes acumulan más código binario (0 y 1) que el Windows Vista. También suelen tener algún hobby de esos que les quitan todo el tiempo que podrían dedicar a algo provechoso, véase algún juego-secta-friki on line. De esta forma, para ellos un año exitoso es subir de nivel en el juego, lo del curso es un objetivo secundario.
El repetidor arrepentido: son conscientes de que el mayor ejercicio intelectual que hacen consiste en mantener varias conversaciones a la vez en el tuenti. Lo peor de todo es que te dan la brasa diciéndote lo arrepentidos que están y jurándote que a partir de mañana se ponen. Sin embargo a medida que se acerca la hora de estudiar o de ir a clase, nuevamente te dan la brasa; esta vez para ponerte mil excusas y justificaciones para dejarlo para pasado mañana. La mala suerte siempre es la culpable de todos sus males.
El repetidor crónico: el pobre no da para más, digamos que es todo un mérito que siga intentándolo. Completar un puzle de 500 piezas es algo que ni siquiera ha llegado a plantearse y lo más denso que han leído en su vida es una entrevista del MARCA a Jorge Valdano. Suelen aprovecharse de su circunstancia para que se apiaden de ellos; pero aún así no les tengáis pena, dentro de unos años son los típicos que ves de alcaldes, consejeros delegados, empresarios del año o incluso presidentes del gobierno. Como diría mi madre: “a estos tonticos…¡échatelos tú en el bolsillo!”.