Hoy, pensando en mi hija, le he estado dando vueltas a que es lo que necesitan los niños para ser felices. Con la unión de la palabra niño y felicidad me ha venido a la cabeza la cancioncilla de la serie Heidi: “…dime por qué yo soy tan feliz ?”, y es que esta niña desprendía una gran dicha. Se puede descubrir fácilmente visionando algún capítulo.
Seguro que alguno, al leer esto, se imagina el típico chiste pederástico. No, en serio. ¿Que tenía esta niña que la hacía feliz? Pues una serie de cosas muy sencillas pero no por ello fáciles de conseguir en este sistema en el que vivimos:
Tenía un ser muy querido cerca de ella, el cual la atendía, protegía, escuchaba, la trataba con respeto e intentaba enseñarle la vida según su visión. Heidi también tenía un entorno natural exuberante donde podía desarrollar sus juegos, ya fuera sola, con los animales o con su amigo del alma, Pedro. Aparentemente, esta niña, no echaba en falta nada de la ciudad ni del sistema adoctrinante.
Y también tenía unas responsabilidades que cumplir.
Sinceramente creo en eso. Los niños necesitan ser atendidos y sentirse partícipes de nuestras vidas, en cambio lo que hacemos la mayoría es apartarlos a su “grupo” infantil.
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