Tuve la idea de hacer una fiestita de cumpleaños para mi hija, según yo, con muy pocas demandas hacia ella, para que tuviera lo que disfruta de las fiestas sin lo que le agobia de sus fiestas.
En resumen: no funcionó.
Recibió cariño de la familia y de mis amigas, lo cual yo aprecio mucho; pero ella tardó dos días en recuperarse del evento.
No es que yo quisiera "cumplir" con el ¿estándar? de hacer una fiesta, es que ella realmente disfruta ir a fiestas -con gente, ruido y todo lo que implican- y pensé que había encontrado la clave para que tuviera lo que le gusta sin lo que termina agobiándole. No me queda más que aprender. Aprendo lento, pero aprendo bien.
Hoy ya ha pasado el día bien contenta.
Silvia Parque