El día luce luminoso, atrás quedaron los temporales, pero aún el mar tiene fuerza, mucha fuerza. Ese mar que de tan agitado, este invierno se encargó de romper parte de lo que el hombre había construido para intentar dominarlo. Pero de vez en cuando se rebela y reclama lo que es suyo. Cuanta desesperación e impotencia para algunos. Sin embargo, otros colectivos se alegran de estas embestidas, como los practicantes de surf.
Tomada en Plentzia. Bizkaia (después del último temporal)