En el momento exacto
sabrías encajar las sonrisas
que crecen en los árboles
de cada rama que sale
de tu paso al caminar,
firme, segura
y más sexy que nunca.
Sales con la sonrisa puesta
y sudadera en mano
que las faldas no son lo tuyo
y fingir siempre se te ha dado mal.
Vuelcas la esperanza en una cerveza
que te ayuda a continuar el día
y marcas en tus ojos
la gata que a todos encanta.
Vuelves loca a la vida,
a la noche y hasta al jodido invierno,
que ni tú misma puedes saber
qué le pasa al cerebro loco
que baila solo en sus caderas.
Llenas las bocas de aroma
a todo aquel que te roza
y dejas con ganas de más
hasta al mismísimo demonio
porque la locura engancha
y se ha convertido en una droga.
Adicción a ella,
a su forma de vida.