La grandeza del Limón

¿Nunca os habéis parado a pensar en la grandeza del limón? Seguramente sólo acertáis a decir  que es “agrio” y nada más. Craso error el que se comete con tan interesante cítrico. Está muy presente en nuestro día a día, y la mayoría de las veces para bien. ¿No os lo creéis? Voy a intentar convenceros de ello. 
Lo primero de todo, considero un agravio comparativo el que se hace con el limón, en relación a otras compañeros de supermercado. Se puede tener mala leche o mala uva, pero no conozco a nadie que tenga “mal limón”. 
¿Sabíais que el limonero florece durante todo el año? No es de esos que sólo se arriman al sol que más calienta, se trata de un fruto fiel, cualidad que cada vez escasea más. ¡Qué bueno saber que siempre vas a tener un limón esperándote!. 
¿Quién no ha dicho nunca “eres más feo que El Fary chupando limones”? A excepción de José Luis Torrente, seguramente nadie se escape. 
Luego está el tema de las bebidas, nuestro pequeño y amarillo amigo aparece bastantes veces. Empezando por esos chupitos de tequila, en los que nos sirve de aliado cuando nuestra cara empieza a hacer extraños después de un buen trago. Ahí la verdadera traicionera es la sal. Yo se de más de uno que se puso la sal en el codo, y todavía está intentando llegar a ella. Como veis, las apariencias engañan.
Sin dejar este hilo, nos encontramos con algunos familiares del limón, sus primos el Limoncello y la Lima. Estos dos también sirven para amenizar más de una fiesta o para poder hacer unos buenos mojitos. ¿A que nadie le hace ascos a esto?. El limón siempre es bienvenido en todas las fiestas, privilegio del que no todo el mundo puede gozar. 
Evidentemente, al igual que todos los excesos; si nos pasamos con estas bebidas, podemos acabar un poco sueltos al día siguiente. No pasa nada, igualmente el limón aparece en nuestro rescate. Un poquito de agua con limón, conseguirá que nuestra frecuencia de visitas al baño se reduzca más rápido que la honradez de los políticos. 
Pero no todo iba a ser alcohol, pongámonos un poco abstemios también y vayámonos directamente a la limonada. Cómo será de importante el limón, que si lo quitamos del medio nos quedamos en … nada. ¡Pobre limonada! Tiene que ser muy triste que tu vida dependa exclusivamente de la existencia del limón. 
El limón, por fuerte que parezca, no es indestructible. Según mis indagaciones he podido descubrir que su mayor enemigo es el “piojo blanco”. Aquí tenemos al verdadero enemigo, el que nos puede dejar sin nuestro amigo el limón y sus simpáticos familiares. Que dura es la vida del piojo, estar siempre pendiente de meterte en cuantas más cabezas mejor. Lo peor es que seguro que se pensando haber tenido éxito, en realidad lo que sucede es que todo el mundo quiere quitárselo de encima. 
Otro de los poderes del limón es que sirve de potabilizador y desinfectante. Cuando parezca que la porquería nos pueda ganar la batalla, allí está el limón para cumplir con el cometido de la Real Academia Española: “Fijar, limpiar y dar esplendor”. 
Para terminar, me dejo el mayor privilegio de todos cuantos ha podido tener el limón. Aparecer como protagonista principal del último gran éxito de Joaquín Sabina: “Tiramisú de Limón”. ¡La de gente que mataría por eso!.
Así que ya sabéis, si la vida te da limones…