Toda la dulzura y todo el dolor, todo el tiempo, todas las palabras, la música y las películas, los ojos, los halagos y el cabello. Jamás me sentí fea a tus ojos, me sentí pequeña por no llegar a ser lo que creo que pensabas que podía llegar a ser y eso es una gran desgracia.
La última vez que nos vimos te pedí disculpas, como si quisiera que las palabras se tragaran el tiempo o los hechos o la forma que somos y que no podemos dejar de ser. Tú me miraste silenciosa, no hubo el click de la llave que talvez necesitaba, ni hubo el final feliz holliwoodense que hubiera esperado. Comimos helado, dormiste mucho y me dejaste con la duda de si a tus ojos valía mas que la bolsa de basura que hoy al medio día me decidí de tirar.
¿Porque me sigo preguntando estas cosas a estas alturas? Ya que todo está hecho y todo está dicho.