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La Habana en 20 minutos después de 54 años

Publicado el 04 agosto 2013 por Yusnaby Pérez @yusnaby

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Camino por La Habana justo ahora que sale el sol, ahora que es muy tempranito y hace menos calor. Agarro mi cámara y, como quien no quiere las cosas, subo por una calle paralela al atornillado Capitolio. Dos señores me preguntan la hora, y el tercero intenta establecer conversación conmigo para venderme el periódico Granma. ¡Apúrense, que ya comienza La Habana!

No tengo que desplazarme mucho, a pocos pasos ya estoy en el ya clausurado Cine Mégano. Ahí me llevaba mi padre cuando era pequeño a ver películas rusas en colores. Hasta hace pocos años era un sitio de encuentros para sexo casual, pero, ahora que está rodeado de escombros y el edificio vecino está en alerta de derrumbe, parece que la gente que siente miedo de pararse por ahí. En pocos segundos, tocando el botón rojo de mi cámara, comienzo a grabar las ruinas de mi infancia.

Un hombre repara su flamante carro (o al menos lo fue en la década del 50) y otro recoge un plástico del bulto de basura, siempre prudente y mirando hacia los lados pendiente de que ningún vecino lo vea. Mi amigo Pincho por fin sacó su licencia de cuentapropista, y en lo que era un viejo edificio demolido montó un taller de coches. Carteles de la “revolución” llenan toda la ciudad, triste contraste con su vacío entorno. ¡Hasta el número “26” lo ponen entre comillas!

Tropiezo con, nada mas y nada menos que Fidel y el Ché. ¡Me cantan una canción en Prado! El Ché no está muy convencido de hablarme y le comenta “discretamente” a Fidel: “¡Oye tú! Este es cubano y no me va a dar ni 10 pesos”. Entiendo muy bien por qué lo dice: la CubaFobia (el rechazo al cubano por el cubano) y la predilección por el extranjero han llegado al punto de afectar hasta mis nuevos amigos el Ché y Fidel, los seres más ausentes de nuestra sociedad.

Un caballero busca algo entre los latones y se retira enfadado al no encontrarlo. Un grupo de “bicitaxistas” se me quedan mirando y parecen preguntarse: “¿Quién es este loco?” Paso por la panadería “La providencia” y por la esquina de casa de Nichu, donde había varias personas analizando el contenido de la basura, identificando y recogiendo latas ¡justo al lado del parque infantil!

La Habana, triste y desnuda, vieja y olvidada, defendida y amordazada, La Habana. Esta noche le pediré a mi abuela que me haga una de esas historias de cuando La Habana era una ciudad.

-Si tienen buena conexión a internet les recomiendo que activen la calidad 1080p del video-

http://www.youtube.com/watch?v=3jY8RdDkPK8

La Habana en 20 minutos después de 54 años


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