La hermana de Alicia toma el té en el País de las Maravillas

Publicado el 10 septiembre 2011 por Maricari

Estaba tan ausente como Alicia en el País de las maravillas a la hora de tomar el té con el Sombrerero loco, solo que no era esa Alicia, era su hermana mayor, su institutriz, su parte racional, si queremos hasta puede ser la que le explicaba el mundo de los adultos porque ella ya formaba parte de él, pero quizás sea mejor dejarlo sencillamente en la hermana de Alicia.
Bueno pues la hermana de Alicia estaba tomando té, bien mirado intentándolo, porque no había forma de que ni una sola gota del salpicante líquido tocara su lengua, nada, ni una gota a pesar de que su taza tenía todo un mar embravecido de color chocolate con olas encrestadas que subían y bajaban en un vaivén estrepitoso. 

Temió por su hermoso vestido de niña mayor, que  aún estaba un poco mojado pero no por el té, y por más que intentó acercar su boca a la taza unas diminutas flores parecía como si se lo impidieran, enredándose unas con otras a modo de cerca, y agitándose tormentosamente como si hablaran entre ellas de modo furioso y altivo, y la situación se complicó hasta hacerla retroceder perdiendo el equilibrio y, volcando literalmente de culo, dentro de una taza que afortunadamente acababa de beberse una Liebre muy rara.

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¿Pero dónde demonios se habría metido su pequeña Alicia?, pensó. 
¿Por qué tuvo que correr ella detrás introduciéndose por la misma madriguera?  

Yde esta manera sus pensamientos siguieron sus últimos instantes vividos, cómo sus ojos espatarrados por el  miedo vislumbraban en su caída el pozo con agua cuyo brocal había sido la entrada a la madriguera, y  cómo no podía esxplicarse que un túnel de conejos estuviese lleno de  tanta agua. ¡Y además no vio ni rastro de Alicia ni de Conejos!  Y cómo se golpeó contra el agua y tragó bastante de aquél líquido con sabor raro, como salado, palmeando para subir a la superficie, teniendo que hacer equilibrios porque el espacio no le daba para nadar y no quería ser engullida por sus profundidades, y luego, cuando sus fuerzas estaban flaqueando, con suerte,  pudo agarrarse a una seta que, en esos precisos instantes, lentamente emergía de las profundidades como un culinario salvavidas.Estuvo jadeando cual perrillo exhausto y escupiendo el agua que había tomado y que con los nervios no había tenido tiempo de expulsar y tuvo terribles arcadas, y en uno de esos vaivenes de cabeza su lengua escasamente si rozó la superficie del champiñón y ¡Zas!, quedó reducida a un tamaño ridículo para su experiencia vital, profiriendo su garganta un alarido aterrador capaz de romper los tímpanos de cualquiera que estuviese a menos de dos metros y que  terminó convertido en un chillido escuálido y ridículo apenas perceptible, en el mismo instante en el que fue engullida por un estanque enorme en lo que antes fuese un pequeño pozo-túnel de madriguera donde apenas había cabido en su horizontalidad.Ylo peor aún estaba por venir, porque como si de un tubo sifónico se tratara, fue absorbida del fondo submarino y, atravesando lo que parecía una diminuta puerta, arrojada con fuerza por los aires como cuando se escupe un hueso de aceituna en un concurso de feria, a lo que parecía ser un bosque lleno de flores, provocando que su vestido pasase del mojado y pegado al cuerpo a un medio oreado y agradecido despegado de su cuerpo.Flores por todos lados, flores y más flores, que si hubiesen tenido boca o ella se las hubiese pintado como solía tiempo a, habría dicho que eran flores parlanchinas y también iracundas, porque le pareció que gritaban y gritaban cosas feas sobre una tal Alicia

Esto era poco creíble, pero después de una experiencia acuosa como la que acababa de tener, comenzaba a sentir extrañas sensaciones no solo físicas, y para no seguir contemplando su paranoia, había girado sobre sus talones notando rápidamente que había perdido sus zapatos de señorita educada, pero  era la menor de sus preocupaciones, porque no sabía a dónde había ido a parar, así que levantó la vista como implorando ayuda y contempló humo blanco que se elevaba a unos metros, y hacia él se dirigió sintiendo en su cabecita que podía estar a salvo. Había corrido en dirección a la chimenea  tan veloz como pudo y hete aquí que llegó a la casa del Sombrerero loco, donde lleva un buen rato sentada dentro de una taza y pisando sus pies sobre un platillo al revés, pensando si preguntar o no por una niñita llamada Alicia, ya que a juzgar por los juegos que se traen los comensales del Sombrerero, y tras la presentación formal de quién es quién en este encuentro, es posible que se trate de una pesadilla de la que le conviene despertar, y para más inri  no puede apartar su vista de las florecillas inquietantemente raras, las cuáles, si el tiempo no acompaña, están a sotavento de un buen chorro de té .
P.D.: "Es lo que me ha inspirado esta bella foto de mi amiga Style... y quizás deberíamos seguir historias mientras nos hagan felices... como seguir a conejos blancos y correr hacia chimeneas que escupen humo... 
Si te hace feliz... ¿Me ayudas con ésta?"


{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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