Que se paren los relojes, en esa hora
Que se paren los relojes en esa hora maldita, para que no me dé cuenta del tiempo invertido en ti para nada, de mi total entrega a la persona equivocada…
Que se paren los relojes en esa hora maldita, para que no recuerde, las ilusiones vertidas en “nosotros” y todos esos momentos, que ya no serán, sí, otra vez, te lo repito, por esa, tu cobardía…
Que se paren los relojes en esa hora maldita, para que ese amor que sentí tan intenso, inmenso y sobrecogedor, siga vivo de alguna forma, en alguna parte, menos en mi. Que no haya sido en vano sentir todo esto y que se pierda en el olvido. Para que no se pierda en mi memoria gastada, cada palabra, cada mentira y pueda aprender a vivir otra vez, pero mucho mejor y sin ti.
Que se paren los relojes en esa hora maldita en la que me decías…y yo me lo creía, que era exagerada, preciosa, predecible, maravillosa, especial, borde, excitante, terca, cariñosa, sensual, pendular, generosa, desmemoriada selectiva, doña literal, locuaz, ingeniosa, intrigante, original, completa, sorprendente, incordio, loca, lista, polifacética, multitarea, insomne, dulce, acogedora, detallista, insegura, castigadora, castrante, atenta, absorbente, bella, la mala perfecta, divertida, inteligente, distinta, sincera, directa, amable, cariñosa… y tantas otras cosas que ya no quiero recordar…ni quiero aquí repetir…
Que se paren los relojes en esa hora maldita, porque en ella robaste una parte de mí, que ya no volverá. Mataste por un breve
Quédate pues, en esa jaula de cristal, que tienes tanto miedo romper…Sigue respirando ese aire viciado que hay dentro de tu burbuja…Entrégate para siempre al universo
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, ya veremos cuál será el tuyo, pero puedo predecir y por supuesto, también equivocarme…que en tu vida contarás con la presencia de una compañera de viaje fiel, que nunca te abandonará y que te aguantará todos los desaires, las manías, los miedos… Le entregarás a ella lo mejor de ti, a cambio de su silencio, de que no cambie tu rutina, de que no haya futuros inciertos, de que no te critique ni te juzgue, que no te exija nada y que siempre te escuche y le contarás a ella todas esas maravillosas cosas que debías contarle a una amante. Sí, definitivamente, ella será tu compañera fiel… la soledad.
Lleno de palabras y vacío de hechos, así quedarás tú, tristemente enmarcado entre mis recuerdos.
P.D. Perdona, te dejo, llaman a la puerta… Es el amor, que resulta que sigue viniendo a visitarme en otros cuerpos, en otras voces y con otros nombres, unos viejos y otros nuevos, pero sigue apostando por mí.