El mundo es un gigantesco mamarracho o la resaca de año nuevo me sigue durando. Por más que me restriego los ojos no consigo despertar del todo. Pilas y pilas de ideas rondan mi cabeza, esperando que salga algo. Ni mierda. La tiranía parsimoniosa de los días me arrastra hacia su letargo de ancla. Una enormidad cuesta calentar motores y que de una vez vayamos para adelante. Ni el paso reciente del Dakar y su rugido desenfrenado me ha hecho saltar de la abulia, al contrario de mis compatriotas, a quienes se los ha vacunado suficientemente con “el orgullo de ser bolivianos”, a qué cuento será. Para disimular o hacer acto de presencia, dejo este popurrí de noticias que me leí por ahí, webeando, claro. Entretanto, a hamacarse mientras se va este mes de la puñetera calma.
- Hablando del Dakar, se cuenta que lo que más impresionó a los pilotos extranjeros no fue el salar de Uyuni y su desoladora belleza (como el mar y su infinito azul), su “paisaje de otro mundo” y demás cuentos de folletín turístico; sino más bien el sorojchi o mal de montaña que llaman en otras latitudes. Uno a uno, empezando por el principesco líder de la carrera se quejaron de todo tipo de dolencias, de lo más insólitas, como que alguno afirmó que se sentía como un borracho. Es un hecho innegable que para quienes no están acostumbrados, la altura puede significar algunas incomodidades como sufrir mareos, náuseas o dolores de cabeza, de forma leve y pasajera hasta que el organismo se acostumbre luego de unos minutos, a menos que uno sea un ser enfermizo, cosa que no debería suceder con competidores profesionales, que de seguro casi todos habrán pasado por cámaras hiperbáricas y demás auxilios tecnológicos antes de sumarse a la aventura. Después dicen que es la competencia más difícil del mundo. Pero al parecer no solo los pilotos se fueron de “marcha”, ya que algún corresponsal escribió para un prestigioso diario español: “El mal de altura de Bolivia incide en los pilotos y en el rendimiento del motor”. Ayayay, acabamos de descubrir que hasta las máquinas se enferman o sufren con el mal de altura. ¿De ahí viene aquello de griparse o agriparse el motor? Exijo una explicación.
- El cacique Evo Morales (me niego a llamarle presidente, a partir de este 22 de enero, por razones constitucionales), luego de asumir su tercer mandato consecutivo a la manera occidental, con tendido de alfombras rojas en puertas de Palacio Quemado y orquesta de cámara –onda Titanic- en salones de Cancillería para los distinguidos invitados que llegaron del exterior; en un destello de su acrisolada sabiduría, estrenó su gestión con un invento nuevo, aporte de Bolivia para el mundo: a partir de ahora, reina la hora plurinacional, que acabará de una vez por todas con la vergonzosa “hora boliviana”, una de las taras culturales que está en el ADN de los bolivianos. ¡Qué hora suiza ni qué ocho cuartos!, presentarse a la hora exacta es cosa trillada, mejor llegar muchos minutos antes a las citas, a las reuniones, a las fiestas, y a lo que haga falta. Regístrese, ríase y archívese.
- Leo que José Sarney, presidente de Brasil por chiripa en los años 80, y luego presidente del senado por tres veces en su dilatada y cómoda trayectoria de legislador, por fin ha dejado su escaño este mes de enero, a sus 84 años nada menos. Pero el joven centenario no piensa en jubilarse, pues según la crónica, sólo abandona la política para iniciar una prometedora carrera de escritor. “Lo que pasa es que no tengo mucho tiempo... La vejez es muy buena, pero dura poco”, aseguró en una entrevista. Que aquello de disfrutar de la presencia de los nietos no va con él, según se pudo deducir. “A la vejez, sarney”, decía un personaje maledicente ¿o era viruela?
- Tanto de remojarme y estropearme las manos con el jabón lavavajillas, por fin tiene su recompensa. Acabo de descubrir que, según un maestro del Zen, nominado al premio Nobel de la Paz para mayor peso, lavar los platos a mano puede ser un gesto inspirador (como el pelar una papaya con calma y dedicación al extraer las semillas). Propone el maestro que las actividades diarias se hagan con toda la concentración posible, parecido a una práctica de meditación, “conscientes de nuestros pensamientos y acciones”, remarca. Con razón, me asaltan ideas perniciosas cada vez que me enfrento a la engorrosa tarea de fregar los trastos: ahí mismo medito que si no estuviera soltero, descansaría un día por medio, fijo. Si por lo menos tuviera una amiga cama adentro, sería más llevadero aquello de dar cera y pulir cera.
- El régimen ultra revolucionario de Nicaragua, al parecer tiene las ideas más luminosas de todo el continente y le ha ganado la partida a Maduro y demás pajarracos del ALBA en aquello de gobernar cerca del pueblo y otras formas estrafalarias de hacer política. Ni gobierno de calle, ni fútbol o asado para todos, ni juegos plurinacionales. Nada más inspirador que presentar maquetas de obras con imágenes de la Virgen presidiendo una exposición. “ENATREL con María electrificando Nicaragua”, reza un cartel de un proyecto eléctrico. Como sea, todos parecen gobernar con apoyo divino, por la gracia de dios, la virgen Purísima o la Pachamama. Aleluya.
- La última: pintar con las nalgas ya no había sido el último pincelazo del arte conceptual para darse bombo. “Una empresa hace bombones personalizados con el molde de tu ano” titula un sitio que leí de rebote. Por higiene mental no comento más. Este mundo ya no está de cabeza ni patas arriba.