Deambulamos en una sociedad sin rostros, de muchas voces, de muchos gestos, cada cual, atendiendo su propio juego.
Caminamos de prisa, absortos en nuestros propios pensamientos, en nuestros propios problemas y frustraciones.
Vivimos mas de obstáculos que de alegrías. En algún rincón, alguien ha robado entre las sombras, nuestra felicidad.
Todo alrededor es un enemigo en potencia, un conflicto potencial, el cual, ante la más leve chispa del enojo, provocará seguro, la combustión de la locura.
y la pregunta entonces subyace latente: ¿ Por qué se vive y se piensa en esa vorágine caótica, la cual solo el raciocinio es el que pone la barrera de lo irracional y nos impide cruzar la frontera?.
Tal vez, en algún punto recóndito del tiempo, las leves pinceladas de humanidad, se hayan extraviado.
Será pues, que se ha perdido la esperanza, ya cansada de batallar contra la discordia? O será que el ser humano, se ha acostumbrado a querer imponer por la fuerza, la mentira y el engaño su propio bienestar a costa de su semejante?
Se debe ser observador y contemplar que, se ha perdido el rumbo, si alguna vez ha existido uno.
No es pesimista aquel que observa, contemplando lo que lo rodea, en silencio, cada mirada, cada gesto y actitud, peleas triviales en pos de la mejor posición y la mejor ventaja, como hojas que desaparecen, mecidas con el leve aliento del viento cansino. Cronología de décadas tras décadas y todo sigue igual.
Claudiogia