El espectador que enciende la TV de su casa distingue principalmente a un actor bueno de uno malo por la naturalidad de su interpretación. Es decir, un actor audiovisual será bueno si desaparece la persona y aparece de forma creíble el personaje.
Para lograr esta credibilidad, hacen falta horas y horas de entrenamiento delante de una cámara, y otras tantas horas de análisis del material grabado. Lo malo es que no siempre contamos con oportunidades de trabajo para seguir aprendiendo, o con suficiente dinero para realizar cursos profesionales. Hay que dejar claro que tanto el trabajo como los cursos son imprescindibles para desarrollarse como actor y asimilar la técnica que se utiliza en la industria, pero también es fundamental que tú mismo te grabes, como profesional proactivo que eres.
Tu teléfono móvil o tu cámara de fotos de toda la vida te pueden ayudar a crecer muchísimo como actor. Y es que, nuestras herramientas más caseras seguramente no te sirvan para crear material de calidad para enseñar a directores de casting, pero con ellas construirás una sólida base, llena de recursos expresivos, que te acompañarán a lo largo de tu carrera artística.
¿Cuándo?
Ser actor es lo mismo que ser creador. Por ello, hay que crear el momento. Puedes grabarte a cualquier hora del día, en cualquier lugar, con otras personas o a solas. Hay tantas posibilidades como tu imaginación dé de sí. Lo importante es que lo hagas frecuentemente, que cojas el hábito de reservar algunas horas a la semana y tomártelo en serio, ya que vas a ver resultados inmediatos en cuanto lo repitas un par de veces.
¿Cómo?
Es muy sencillo. En cada toma, coloca la cámara en un lugar diferente para obtener todo tipo de planos: primeros planos, planos medios, planos generales…
Asimismo, procura variar también las posiciones de los ángulos de dos maneras:
- Verticalmente, es decir, no sitúes siempre la cámara a tu altura, sino que puedes utilizar ángulos picados (por encima de los ojos y dirigidos hacia el suelo), ángulos contrapicados (por debajo de los ojos y dirigidos hacia arriba)….
- Horizontalmente, con planos frontales, ¾, perfil…
Por otro lado, te recomendamos que no hagas selfies de vídeo, ya que te juzgarás mientras estás grabándote. Además, en cualquier película o serie en la que participes no podrás verte mientras actúas, por lo que es aconsejable diferenciar dos pasos en este autoaprendizaje: 1º autograbarte sin ver lo que estás grabando; 2º autoanalizarte, revisando lo que funciona y lo que no.
Aprovecha este momento “tan tuyo” para practicar aquello que no te ha funcionado anteriormente o que te han criticado, para explorar nuevos recursos y para probar otras técnicas.
Puedes trabajar de tres formas, en función de lo que más te apetezca en cada momento:
- 1. Grabaciones improvisadas
Haz como si estuviera al lado tuyo, imaginariamente, alguna persona (por ejemplo, tu madre, tu mejor amigo, tu pareja…) y cuéntale que has hecho a lo largo del día o lo que te preocupa, échale la bronca por algo, imagina planes de futuro conjuntos… y repite ese ejercicio como si la persona en cuestión estuviera moviéndose por diferentes puntos de ese lugar, así podrás analizarte después desde diferentes perfiles.
- 2. Grabaciones ensayadas
Si estás trabajando en tu escuela alguna escena, tienes algún casting a la vista o algún papel en alguna obra, aprovecha para grabarlo por tu cuenta, y si no algún guion que te llame la atención y te apetezca desarrollarlo. También puedes preparar por tu propia iniciativa un par de monólogos elegidos por ti, para para seducir en un casting a quien te vea.
Practica también delimitando marcas en el espacio, para acostumbrarte a fijar tus movimientos y a detenerte en los puntos precisos que hayas establecido.
- 3. Presentación a cámara
En cualquier prueba a la que te enfrentes, la presentación ante la cámara es un momento crucial que determinará bastante el resultado de la misma. Por ello, acostumbrarte a “vender” tu marca personal y a jugar las diferentes posibilidades de presentación que tienes. Esto ayudará a que el día que lo hagas en un casting te sientas confiado y familiarizado con ese momento inicial.
¿Por qué?
- Porque conocerás tu cuerpo y voz en profundidad
Lo mejor de esta práctica es que no te juzgas ni te censuras, ya que no hay más exigencia que la que tú te quieras poner. Lo peor que puede ocurrir es que al ver la grabación te rías de ti mismo. Por ello, al darte permiso para buscar recursos con libertad, descubrirás un nuevo lenguaje de tu cuerpo y muchos nuevos matices de tu voz.
- Porque la cámara se convertirá en tu “amiga”
Muchas veces las interpretaciones no son demasiado reales porque la cámara da respeto. Por este motivo, si te grabas frecuentemente podrás comprobar cómo pasa de ser algo lejano, a convertirse en algo cotidiano. Lo más importante es perderle el miedo, verlo como algo agradable y, sobre todo, conseguir disfrutar tanto del momento de la grabación como de los resultados de la misma. Se trata de pasar del “¡qué horror!” al “¡me encanta!”, y eso sólo se consigue cuando la cámara deja de ser tu enemiga para pasar a estar de tu lado, es decir, a ser “tu amiga”.
- Porque estarás en activo a coste cero
El actor debe afilar sus herramientas interpretativas continuamente, encontrarse ágil y preparado para afrontar cualquier trabajo que pueda surgir… y para ello ya no hay excusas. Estos ejercicios de autograbación y autoanálisis están al alcance de todos, lo único que hace falta es aquello que mueve montañas… la fuerza de voluntad.
Cuéntanos. ¿Alguna vez has grabado y analizado por tu cuenta? ¿De qué te has dado cuenta? ¡Pongamos en común lo que hemos aprendido de ello, que compartir experiencias enriquece muchísimo!
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