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La importancia de los idiomas en los negocios

Publicado el 08 noviembre 2012 por Ismaelpardo @ismael_pardo
El pasado mes de octubre pude asistir a una charla bastante interesante, titulada «Idiomas, localización de software y marketing internacional», de parte de Alicia González, gerente de desarrollo comercial de Jensen Localization, y Eva Mª Díaz Puche, gerente de Málaga International Idiomas. Dado que la charla estaba mucho más enfocada al mundo profesional, fui el único estudiante de Traducción que asistió, pero la verdad es que me aclaró varios conceptos y aprendí mucho. Así que sin mucha más dilación, voy a contaros un poco de qué se habló aquel día.
El encuentro empezó mostrando las razones por las cuales se estaban presentando estas charlas. Había que ser honestos con nosotros mismos: la cosa estaba mal y algunas empresas, bien por el poco mercado en España o porque quieren explorar nuevos mercados, deciden expandir su negocio internacional. Los idiomas, en este caso, son importantes, ya que lo que se quiere es dejar bien a la empresa. Además, pudimos descubrir qué es lo que hay detrás de la traducción y de la interpretación en aspectos empresariales.
Los idiomas son importantes no solo para la expansión internacional, sino para el marketing que vamos a hacer en el país de destino. Tenemos que tener varias cosas en cuenta, como la investigación (por ejemplo, el formato de las etiquetas, qué redes sociales priman en ese país...), tener una infraestructura (registrar la marca en el país de destino, tener una página web local, para aparecer en los buscadores...), la localización de software (aquí está la importancia del idioma, porque hay que tener en cuenta el formato de las fechas, por ejemplo) y la acción de marketing (hay que tener cuidado con qué colores usamos a la hora de hacer nuestra campaña).
La comunicación también es muy importante, puesto que no es lo mismo el lenguaje publicitario en Europa que en Asia. Mientras que nosotros usamos un lenguaje más directo, en Oriente usan un lenguaje mucho más indirecto. También tenemos que tener elementos como redes sociales, páginas web y blogs en otros idiomas para que el cliente se interese por nosotros.
Tanto en la localización, como en la traducción y en la interpretación, la cultura que hay que tener presente. Lo que transmitimos con la lengua es cultura, por lo que hay que tener también muy en cuenta ciertos símbolos que se usan, ya que, por ejemplo, la esvástica es para los judíos la encarnación del nazismo, aunque para los hindúes representa el bienestar y la buena suerte.
Vemos pues que los idiomas son importantes como herramienta de marketing, pero hay que tener en cuenta ciertos puntos, como el respeto (ya que vamos a comercializar, no podemos imponer nuestra lengua), el posicionamiento en web y hacer una marca eficaz. En este último punto, hay que tener cuidado, sobre todo al intentar adaptar nuestras marcas a otros idiomas: Coca-Cola en China empezó siendo, según la pronunciación en chino, «yegua rellena de cera», cosa que han intentado cambiar por una pronunciación que no es tan parecida a Coca-Cola, pero que, por otra parte, da a entender «el placer en tu boca».
Para la globalización de nuestra empresa o de una marca, hay que tener en cuenta la localización y la internacionalización. La primera se podría definir como la traducción cultural de un producto (por ejemplo, el formato de la fecha); la segunda, es el desarrollo de un código para permitir su adaptación sin tener que cambiarlo durante la traducción. Esto es importante, ya que hay ciertas empresas que, al enviar el texto original a un traductor, tienen bloqueados temas de divisas y demás, por lo que no se pueden cambiar. Esto sería un error, ya que en español no se estila tener en una página $20.
Los documentos que necesitan de esa localización que hablábamos son, entre otros, las páginas web, los programas de software y la documentación. Para prepararlo, lo que hay que hacer es empezar por escribir frases cortas, tener una terminología coherente, evitar referencias políticas o religiosas y revisar el texto. Algunos consejos técnicos que podríamos tener en cuenta sería una interpretación correcta de los archivos (por lo que deberíamos tener los originales a la hora de localizar), evitar banderas a la hora de poner los idiomas en la página web (hay gente que se puede sentir ofendida), no bloquear números e indicar la restricción de caracteres en cada hueco.
Ya ha quedado bastante claro que los idiomas son una necesidad hoy en día, no como ocio o placer, como solía ser antes. Las empresas, en cierta parte, tienen la obligación de formar a los empleados, ya que hay que tener siempre en mente si hay gente cualificada en la empresa. Aprender idiomas no solo es una necesidad, sino que también es una buena motivación para los trabajadores, ya que fomenta el espíritu de equipo. Para interpretar, obviamente, hay que saber idiomas, por lo que aprender idiomas está en un estadio previo.
Cuando no se sabe si necesitamos un traductor o un intérprete, debemos tener en cuenta que las prisas no son buenas y que hay que estudiar un poco la acción de cada uno. El intérprete traslada el mensaje mediante el lenguaje oral, y sus técnicas son bastante diferentes entre sí (seguro que las señoras que se creen que estudiamos para ser actores aún no las saben).
La interpretación puede ganar clientes, por lo que no se pueden aceptar aficionados o voluntarios. Tenemos que pensar que la interpretación es una inversión, no un gasto. El intérprete es quien puede marcar la diferencia haciendo su trabajo, puesto que, si no se cuenta con ellos, el dinero que se gaste sí que puede ser un malgasto.
El intérprete, al ser mediador de culturas, también puede ser asesor de protocolo. Además, sabe comunicar la intención y el propósito exactos del mensaje, aun estando bajo mucha presión. Por último, el intérprete es alguien que, a pesar de estar sometido a una gran presión y poseer también su propia opinión sobre ciertos temas comprometidos, es, sin embargo, la persona adecuada a la que confiar nuestra comunicación durante una negociación comercial, pues su condición de intermediario le obliga a mantenerse imparcial y concentrado en transmitir el mensaje preciso, a diferencia de cómo podría actuar nuestro hermano o nuestro primo que sabe idiomas o cualquier empleado de la plantilla no cualificado al que hacen tomar el papel de intérprete, quien podría correr el riesgo de sucumbir a la presión y desviar la comunicación hasta tal punto de llevar la negociación al traste. En cuanto al protocolo profesional, sabe qué aspectos formales hay que tomar en cuenta (los saludos, por ejemplo), temas que no hay que tocar y asesorar en la comunicación no verbal.
La verdad es que salí del encuentro con una gran, gran satisfacción de haber aprendido tantísimas cosas sobre mi futura profesión. Espero que a vosotros también os haya servido mi pequeña crónica sobre el curso. También me gustaría agradecer, de nuevo, a Eva María Díaz y a Alicia González por la gran charla que nos dieron.
¡Un saludo desde Málaga al mundo!

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