La gente no quiere pasar desapercibida. No quiere preservar su intimidad.En la actualidad redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter, son erigidas como verdaderos caballos de Troya regalados para conquistar nuestra intimidad. La red se presenta como ese gran universo inmaterial del cual ignoramos las consecuencias producidas por de los ingentes vertidos de información personal de la que la proveemos de forma, no siempre voluntaria y consciente.Ahora más que nunca se plantea la problemática de la intimidad. La intimidad se pierde desde el momento en que ponemos un pie en suelo público, o eso alegan los buitres de la carroña rosa. La intimidad es eso bajo el ombligo, o eso anuncian los jabones de higiene femenina. La intimidad es aquello que otra persona no puede saber a no ser que tú se lo cuentes, sentencia la legalidad. Hay tantas versiones y ha habido tal evolución. Hace unos cuantos años los tobillos se presentaban como algo que esconder a los ojos lascivos, y no hace tantos, el baremo escaló hasta las rodillas. Al igual que los tabúes en determinados sectores de la vida, de los cuales ni se mencionaba una palabra, y hoy día se emplean horas, páginas y mil y un espacios para tratar dichos temas. Se ha producido una evolución en las consideraciones de lo íntimo, cada vez nos desnudamos más, en cuerpo, alma, y ahora en redes.En la actualidad manda el marketing, el mostrar, el no ocultar nada, cualquier soporte se puede convertir en un escaparate en el que dar a conocer el "producto" que queremos "vender". Las redes sociales se han convertido en el mejor escaparate donde publicar fotografías, pensamientos, y demás enlaces. Por ello ¿tiene sentido decir que las redes sociales violan nuestra intimidad, cuando las empleamos en enseñar a nuestros "amigos", de forma consciente, lo que queremos que vean?¿De verdad se está violando nuestra intimidad o sólo mostramos aquello que queremos que vean de nuestra persona?El problema de las redes, es si acaso, que se ha trasladado de forma magnificada a un soporte virtual lo mismo que hacemos con el "escaparate" de nuestro cuerpo físico. Hacemos lo mismo que con nuestra imagen. Al final los carroñeros rosas van a tener razón y la intimidad termina en cuanto pisas la calle, porque es en ese momento, cuando vamos más allás de los muros de nuestras residencias, cuando nos enfrentamos al mundo ofreciendo a todo el que nos ve grandes cantidades de información. La ropa, los gestos, la forma de vestir, las costumbres, las actitudes, TODO informa a los de nuestro entorno cómo somos, o les informa de lo que nosotros queremos que sepan, como en las redes sociales de Internet.TODO se lee si se llevan los anteojos adecuados. Tanto en la vida real como en la pantalla del ordenador estamos hablando desde nuestro modo de actuar, el problema es ser conscientes de ello y saber hacer en función de este parámetro. Las redes sólo intensifican y prolongan el contacto con los demás, pero como en el resto de tecnologías, no es más que una mera copia de la realidad, una traslación, cuyo mal uso sólo está intensificando las consecuencias al mismo nivel que las ventajas.