Estas ahí sentada, callada y moviendo los pies, eres una
monada.
En tu mirada leo que
quieres que te diga: - nena ven aquí.
Y es que con tu personalidad escasa y tu sonrisa opaca,
necesitas que te abrace para lucir.
Tus pataletas me hacen algo más que reír, no eres ni de
lejos rival para mí.
Sólo dices bobadas y
hablas y hablas hasta hacerme enloquecer… tampoco esperas que alguien como yo te
dé demasiada conversación.
- - Tan mala como guapa y lo sabes- me dices para llamar mi atención.
En tus labios encontré aquello que quise ir a buscar,
aquello por lo que merece la pena esperar.
Y recorriendo tu espalda sin prestar mucha atención te vi de
nuevo estremecer.
Nunca fui buena perdedora, tú te resistías y así mis ganas
de jugar crecían a medida que perdía.
Mi paciencia terminó, junto a tu melancolía.
Y nunca me cansé de jugar.