TÍTULO ORIGINAL: A Good Day to Die Hard - Die Hard 5 (Die Hard V)
AÑO: 2013
DURACIÓN: 97 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: John Moore
GUIÓN: Skip Woods (Personaje: Roderick Thorp)
MÚSICA: Marco Beltrami
FOTOGRAFÍA: Jonathan Sela
REPARTO: Bruce Willis, Jai Courtney, Sebastian Koch, Mary Elizabeth Winstead, Julia Snigir, Amaury Nolasco, Megalyn Echikunwoke, Cole Hauser, Anne Vyalitsyna, Yuliya Snigir, Melissa Tang, Pasha D. Lychnikoff, Radivoje Bukvic, Sergei Kolesnikov
PRODUCTORA: 20th Century Fox / Dune Entertainment / Origo Film Group
El policía John McClane (Bruce Willis) se encuentra por sorpresa en Moscú con su hijo Jack (Jai Courtney) en el lugar equivocado y el momento equivocado. Con los peores elementos de los bajos fondos rusos tras ellos y luchando contrarreloj para evitar una guerra, los dos McClane descubren que sus métodos opuestos para enfrentarse a las dificultades les pueden venir bien para aunar fuerzas para mantenerse vivos.
No soy cristiano, pero voy a recitar el segundo mandamiento. Pues me parece adecuado para la comparación que voy a realizar. Dice así; “no jurarás el nombre de Dios en vano”. Y viene a significar, respetar el nombre de Dios y respetar también todas las cosas sagradas.
Pues eso es lo que John Moore, director del remake de La Profecia y la adaptación del videojuego Max Payne. Junto al guionista de El Equipo A y Hitman, Skip Woods, no parecen haber entendido, y peor aún, no respetado.
Sirviéndose vilmente del tirón que tiene el propio título del film y el apellido McClane, lo han ultrajado y usado totalmente en vano. Nos entregan una mediocre película de acción con Bruce Willis. En la que ni tan siquiera sus irónicas frases o sus caras (aunque siempre sean las mismas) salvan al conjunto del desastre.
Ahora justo que se celebran 25 años de la primera Die Hard, aquí conocida como La Jungla de Cristal. Título que no tiene nada que ver con el original, pero que le va como anillo al dedo a esa primera parte, siendo ésta pensada como única entrega. Pero el éxito rotundo que obtuvo, el cual, creo ni se esperaban. Ha conseguido que se rodaran hasta tres secuelas, en 1990, 1995 y algo más tardía en 2008. Menciono cuatro, porque para mí, esta quinta parte, no cuenta. Es una mancha que embrutece al resto.
Lo curioso es, que después de las pocas esperanzas que puse en la cuarta entrega al saber que Len Wiseman, director de la nefasta Underworld, era su responsable. Finalmente, éste me calló la boca con el trabajo realizado, asi que mis reservas con esta quinta parte seguían siendo iguales o más altas. Aun citando a Moore y Woods como autores de Tras la Línea Enemiga y Operación Swordfish, respectivamente. Obras, que me inspiraban algo más de confianza sobre lo que pudieran llegar a hacer juntos en esta forzada secuela.
Con tantas partes, lo más normal es que los buenos resultados se vean mermados. Pero sin ir más lejos, ahí tienes la saga Fast and Furious que sigue dando buenos resultados, e incluso mejorando con cada entrega. No creo, que se trate exclusivamente por encontrarnos en la quinta entrega. Si hubieran querido podrían haber realizado un buen trabajo.
Para empezar, un sello de identidad inequívoco de la saga, es un malo carismático a la altura de McClane. En ese aspecto encontramos una de las carencias más importantes. Pero esa no es la única cosa que le falta a esta entrega que no hace justicia ni al personaje principal, ni a los secundarios, ni al resto, de la hasta ahora, intacta saga.
Aunque su aspecto visual sigue siendo el mismo, el rol del personaje de McClane se ha modificado, alejándolo y desdibujando las características que ya conocemos de él. Se parece más al agente británico 007 que al John McClane que conocíamos.
Lo más triste, es que ni siquiera como película de acción con Bruce Willis funciona debidamente. Aunque en el tráiler lo parezca, las escenas de acción, a pesar de su inverosimilitud y grandilocuencia, no resultan trepidantes. Es cierto que McClane se ha visto en situaciones realmente comprometidas en anteriores entregas, y en ocasiones, bastante dudosas en cuanto a credibilidad se refiere.
Sin embargo dentro de la ficción, su forma de salir airoso de la situación, era creíble otorgando cierto margen. Pero en esta entrega, supera esa ficción y el beneficio de la duda de sus antecesoras. No me creo para nada, el descenso en el tobogán de la obra, el salto al vacío, o cuando atraviesan las cristaleras sin muchos más rasguños que en anteriores situaciones, menos excesivas, y que sí salía más mal parado.
La esencia de la película también se ha visto retocada. Se ha vuelto muy militar, recordando al videojuego Metal Gear. A diferencia del videojuego, en la película no importa la trama, solo los disparos y explosiones, cuantos más mejor.
Y las escenas en la relación padre e hijo, no son provechosas.Son demasiado sensibleras, pero no se les saca el partido que se necesitaba para que funcionen en el contexto de la película. Causando más bien un efecto neutro en el espectador.
La banda sonora de Marc Beltrami que ha trabajado en anteriores trabajos de Moore, como La Profecía o El Vuelo del Fénix. Abusa de las estridencias, con la finalidad de resaltar la emoción y la tensión en las escenas de acción, tornando las piezas en un compendio de notas recargadas. Pero ni con esas consigue que tengan el efecto deseado en el espectador, al que no le importa demasiado lo que les pase a sus personajes.
A nivel de guión muchas de las acciones son confusas y la misión de los malos no cobra una dimensión importante en el argumento. La película termina en una maratón de escenas de acción, aparentemente sin sentido ni atractivo argumental. Incluso por momentos te encuentras tan apartado de la aventura, que aburre. El giro sorpresa se encuentra muy lejos de la magnificencia del verdadero motivo que tenían los malos en las anteriores entregas; Hans Gruber, Coronel Stuart, Simon (no apellido para no spoilear) o Thomas Gabriel, todos ellos tenían un objetivo coherente y consecuente.
Mis mayores temores se han hecho realidad, la búsqueda de un sustituto para la familia McClane se hace presente ya en esta entrega. Dejando a Willis en segundo plano con frases y situaciones bastante forzadas, sin la naturalidad y espontaneidad que gozaba su personaje en anteriores entregas. Willis es irremplazable. Pero es que encima, Jay Courtney, el actor de Spartacus o la reciente Jack Reacher, que aún no he visto, es el peor compañero que ha tenido en toda la saga. Incluso el propio Sgt. Al Powell de la primera parte encarnado por Reginald Veljohnson, que se limitaba a ayudar vía telefónica y comer donuts, es mejor que Courtney.
Los efectos especiales juegan bastante con lo digital en el tramo final de la película. No sería tan crítico con ello, de encontrarse mejor realizado. Pero la secuencia del helicóptero tira a lo poco ético dentro de los efectos de una superproducción. Sin embargo, aunque no importa el qué, ni él cuando, ni el cómo o el porqué, la secuencia inicial de la película ha acaparado una gran parte del presupuesto, además de haber acabado con una gran parte del parque automovilístico.
Así, creo que el presupuesto ha sido bastante mal repartido, el resultado es que algunas escenas están bastante curradas en cuanto a planificación, mientras que otras rozan la vergüenza.
Siguiendo en aspectos técnicos, el pulso de la cámara deja mucho que desear. Incluso en planos estáticos, hay un vaivén que no acabo de entender. Lejos anda Moore del pulso que mostró McTiernan en la primera y tercera entrega.
A diferencia de las anteriores, no hay escenas que se nos queden grabadas a fuego en el cerebro. Como pueden ser -entre otras- la explosión de toda una planta; en la primera, la eyección en el asiento del avión; en la segunda, la explosión del metro; en la tercera y la escena del túnel; en la cuarta.
No esperaba una gran película, siendo muy poco exigente, sí, que estuviera a la altura del personaje en su vigesimoquinto aniversario. Sin embargo lamento decir, que aún olvidando el título, ni siquiera como película de acción funciona, es rudimentaria, vulgar y la falta de un argumento mínimamente elaborado, hace que, desde luego sea un buen día para morir, el título no podía ser más certero. Fácilmente olvidable.
Puntuación
Publicado por
Machete
en
domingo, febrero 17, 2013
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