Ana siempre supo, con la certeza que brindan la intuición y la sangre, que su madre no hubiera elegido partir desde Argentina: de haber tenido opción, Santander o México, su propia tierra materna, habrían sido sus alternativas. Pero esta convicción poco importaba a los siete años, cuando a la pérdida materna se sumaba la acuciante situación económica familiar. De hecho, un amigo de su padre les cedió una parcela en el cementerio para enterrar a su esposa, hasta que 25 años más tarde el hombre falleció y la familia reclamó el lugar.
El padre de Ana optó por cremar a María del Carmen y guardar las cenizas en una urna que reposaba en la maceta de una planta; Ana y su hermana menor Gabriela vivían en México en esos tiempos y la artista se encontraba embarazada de su hija Rocío. Con el viaje de Gabriela a Buenos Aires decidieron el traslado de las cenizas de su madre a México, para enterrarla en uno de los cementerios vivos y plenos de colores del país del norte.
Claro que no contaban con la burocracia necesaria para resolver o, en definitiva, complicar determinados procedimientos. Porque pese a la piedad del empleado aduanero ante la presencia de una joven portando las cenizas de su madre en una bolsa de supermercado, ningún cementerio recepcionó favorablemente el pedido debido a la ausencia de documentación que acreditara el origen de las cenizas y la causa cierta de la muerte de María del Carmen.
Un día, mientras trajinaban en automóvil entre los pueblos con la esperanza de encontrar un lugar definitivo, se toparon con el esplendor verde de Lagunas de Zempoala. Almorzaron entre el susurro de los pinos y el sol reverberante sobre el agua y decidieron que éste era el sitio donde su madre merecía descansar: en plena naturaleza, entre pájaros y árboles que comparten la paz de color verde y azul. En el Lago de los Siete Lagos dejaron caer las cenizas de María del Carmen, en el país donde nacieron su madre y su nieta.
Boceto para la construcción de un paisaje: La Laguna de Zempoala es una magnífica colección de dibujos en carbonilla que se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires, en la que Ana Gallardo se vincula con su madre y con la tierra que le dio cobijo desde la más pura emoción. La fotografía, tomada por Juan, reproduce una mínima porción de las obras expuestas.
De blogs y premios XLVI
1.- Como blogger ¿cómo vences la inactividad y el “ya escribiré mañana”? ¿Algún truco contra la demora o la temida “hoja en blanco”?
En general no me enfrento a la “hoja en blanco” porque cualquier acontecimiento, objeto o circunstancia me impulsan a escribir. La inactividad proviene de cumplir con las obligaciones que impone maya, la vida ilusoria que consideramos real.
2.-Para ti personalmente ¿qué habría en un mundo ideal, que no hay ahora?
En el mundo ideal existe todo aquello que no se materializa en la realidad por responsabilidad del género humano. Una era de paz y armonía resultaría posible si cada persona se hiciera cargo de sus parte sombría en lugar de volcarla hacia afuera. Creo que en ese camino estamos, pese a todo.
Aquí los nominados, en esta oportunidad:
- La vida es bella: AruJolie es apasionada, amiga de sus amigos, ama a su familia y a los animales, confía y practica el don de la alegría.
2. Glamour & Folklor: arte, diseño y moda con la impronta encantadora de México.
3. Multiversal: compatriota y cordobés, multiversal se define Pablo.
4. Ler é um vicio: sanísimo, pero vicio al fin.
5) Supermamis: o la ternura de la maternidad.
Gracias a todos por compartir sus contenidos en la blogósfera.
Hotel Carsson
El hotel Carsson ha sido decorado con reminiscencias francesas y conserva algún atisbo de un esplendor de tiempos previos. Aún hay mármol en los cuartos de baño y muebles de madera en las habitaciones, los amenities exhiben el logotipo del establecimiento, abunda en espejos y mantiene un jardín interior digno de una mansión del pasado.
No obstante, hay algo en la energía del lugar que restringe una nueva estadía; tal vez la extensión de los corredores que remiten al clásico del cine El resplandor, tal vez algún desencanto respecto de la vista y el ruido de la habitación interior en la que me alojé, lo cierto es que definitivamente el hotel Carsson no se cuenta entre mis favoritos en cuanto a hospedajes en la ciudad de Buenos Aires.