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La lección de 2010

Publicado el 14 enero 2011 por Joanillo @silosenovendo

LA LECCIÓN DE 2010Iba empezar esta nueva etapa con un artículo reflexivo similar a los que vengo escribiendo desde hace tiempo, pero me parecía un poco “frío” comenzar el año de un modo tan rutinario sin hacer antes algún preámbulo o marcar mis propósitos para el presente ejercicio.

Es por ello que decidí dedicar cinco minutos a echar un vistazo hacia atrás y dejar que afloraran a mi memoria los recuerdos profesionales de 2010 a sabiendas que aquellos que “reflotaran” serían los que realmente me marcaron y los que deben estar presentes a la hora de fijar propósitos para este 2011 recién iniciado. De todos ellos, hay una frase que mantengo tremendamente fresca en mi memoria y sobre la que realizaré mi primera disertación del año. Dice así:

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Desconozco de quién es la frase, pero yo la escuché en una conferencia de Juan Carlos Cubeiro (a quien ya mencioné varias veces). Puede parecer una frase negativa, que aconseja desconfiar de los demás, y ciertamente así es. Para mí fue una frase tremendamente importante porque fue el punto de partida para ahuyentar viejos fantasmas e iniciar la actividad que mantengo a día de hoy. Es, por lo tanto, un frase negativa –cierto- pero que me dio la patada en culo que yo necesitaba para despertar de una pesadilla. Me explicaré.

En 2010 aprendí que las empresas están llenas de personas egoístas que no tienen ningún reparo en presentarse ante los demás cargados de promesas y bondades con tal de alcanzar sus metas personales. Directivos que prometen desarrollo profesional con tal de tener motivado a quien consideran valioso para el negocio y poder así retenerlo (mientras siguen explotando su capacidad), pero que el día que ese iluso empleado descubre que las promesas eran castillos de humo y decide tomar las de “Villadiego” no tienen ningún reparo ni vergüenza en reconocer que nada de aquello había de cierto. Simples mentiras que únicamente buscaban engañar a los demás y tenerlos “entretenidos”.  (Ver artículo: CASI ME MATAN)

Descubrir esto es tremendamente duro, máxime para una persona que siempre creyó que lo natural es la confianza, NO la desconfianza. Los seres humanos nacemos confiados (¿por qué no vamos a serlo?) y es la propia vida la que nos enseña a base de tortazos a cambiar esa actitud natural y volvernos desconfiados hacia los demás. Yo tardé “taitantos” años en darme cuenta, pero lo hice al fin y al cabo. Desde ese momento aplico con más frecuencia que antes la frase arriba señalada (“Yo solo creo en Dios, para el resto enseñadme datos”) y trato de creer solamente en aquello que muestra visos de verosimilitud.

En lo que a desarrollo profesional respecta, aplicar esta premisa sirvió para tomar conciencia que si de alguien depende nuestro futuro es de nosotros mismos. Todo lo demás son creencias que en cualquier momento se pueden desvanecer. Tratando de convertir en positiva una frase de por sí bastante negativa, en este primer artículo del año quiero animar a los que me leen a que se marquen como propósito trabajar para ellos mismos, dejar de confiar en los demás y poner todo ese empeño e ilusión en confiar en sí mismos, en sus posibilidades. No puede ser que el futuro de la gente dependa de terceras personas. Es correr un alto riesgo de llevarse chascos y pararse profesionalmente, o de quemarse (que es peor). Cada uno debe asumir las riendas de su vida, encontrar sus puntos fuertes, sopesar sus posibilidades, cubrir sus carencias en aquellos ámbitos en los que sea posible… ¡¡e invertir en ellos mismos!!

Está bien tener mentores y personas que nos apoyan, faltaría más. Pero todo eso debe ser “a más a más”, que dicen los catalanes. Si falla la apuesta por uno mismo, el resto se convierte en una cuestión de azar y decisión de terceros. Estaremos “vendidos” y a expensas de lo que otros quieran hacer con nuestra vida profesional.

Comienzo este ejercicio con el firme propósito de seguir desarrollándome a mí  mismo en un montón de áreas en las que sé que debo mejorar, quiero seguir compartiendo con todos mis lectores todo el conocimiento que vaya incorporando a mi bagaje, y les animo, en definitiva, a que se convenzan que el futuro de todos y cada uno de ustedes está es sus manos y en su mente. Pónganla a trabajar para ustedes. El resto de personas que conocen ya lo hacen para ellos mismos, no para usted.

Un fuerte abrazo y feliz 2011

fIRMA SOCIAL BUSINESS

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