Resulta tan increíble el despropósito que estamos viviendo con la Ley Sinde y la confabulaciòn de gobierno y artistas, que no he podido evitar incluir un post.
Estamos ante una revolución social, una revolución donde por primera vez la información es gestionada por los ciudadanos de una forma libre e inteligente. Aquí no vale la manipulación mediática, algo que lleva locos a todos los “lobbys”. Por primera vez no controlan el mensaje ni el medio y, claro, estos lobbys no pueden permitirlo.
Esta revolución hace necesarios muchos cambios en nuestro modelo social, en nuestra economía, en nuestros negocios, en la forma de gestionar la cultura y el conocimiento, pero ese cambio no puede ser a costa de las libertades civiles, ni a base de saltarse a nuestro poder judicial que es la base de la democracia actual. Este cambio tampoco puede gestionarse trasladando toda la responsabilidad a los ciudadanos.
Las industrias deberán adaptarse y si no hay negocio cerrar. El gobierno debe ser el garante de nuestras libertades y de la cultura, no ser un compinche de la industria y proponer aberraciones como la Ley Sinde. Aquí van unas ideas sobre las que me gustaría que Alex de la Iglesia, Alejandro Sanz y la Ministra, que se autosubvenciona, tomen nota:
1.- El precio de la propiedad intelectual.
No tiene sentido que un actor o director por una película se embolse cientos de miles de euros, a veces millones, o que una canción alimente a cuatro generaciones por propiedad intelectual. Especialmente cuando un investigador que avanza en el desarrollo de una vacuna contra el cáncer o un combustible que no dañe nuestro entorno, tras una vida de trabajo tenga el sueldo de un investigador universitario o con suerte el de un catedrático. La industria debrá plantearse seriamente esos costes si quiere sobrevivir.
2.- La subvención de la cultura
Nuestros artistas, especialmente los cineastas y guionistas (¿verdad ministra?), viven también a costa de subvenciones para hacer películas que solo ven ellos. Creo que es necesario ayudar a la cultura, pero cuando haya fondos públicos esas producciones deberían estar obligatoriamente sujetas a licencias creative commons o similares o en su defecto que se deniegue la subvención. Además, cuanto más desconocido sea el artista más posibilidades debería tener para acceder a ellas, los de renombre ya tienen medios suficientes y las obras muchas veces tienen beneficios.
4.- Industria y cultura no es lo mismo.
La industria es negocio y poder, no debe vivir de subvenciones y no puede estar por encima de cualquier derecho civil. La cultura debe estar garantizada y el acceso a ella también, aunque no tengas medios materiales.
5.- La industria debe buscar nuevos modelos de negocio.
En esta coyuntura la industria necesitará nuevas formas de hacer negocio. A mi se me ocurre por ejemplo que los cantantes pueden cobrar por conciertos, las películas por merchandising, los escritores por sus ponencias, innovar con servicios de valor añadido… Pueden reducir costes, con las nuevas tecnologías e incluso deberán renunciar a una parte de su amplio margen de beneficios. No tengo la solución, ni la voy a buscar, pero es su obligación encontrarla y no de los Internautas. Y si no la encuentran y se ven obligados a cerrar, que lo hagan. Seguro que siempre habrá alguien que encuentre un modelo que le permita producir contenidos.
Los Social Media, Internet, las redes sociales son una bendición para las libertades civiles. No pueden chantajearnos, ni pasarnos por encima.
La SGAE no tiene sentido y se ha demostrado que están robando (lo dice Europa), una ministra que otorga un millón de euros a una película en la que trabaja, una película que ha ganado dinero. Una Ley que quiere saltarse las decisiones judiciales y dar más dinero a los que más tienen. ¿No te parece una barbaridad?