-No puedo estudiar álgebra, es superior a mis fuerzas. Abomino de esa disciplina y es imposible que persevere en su estudio. Procúrame algo, sin embargo, que hable directamente a mi corazón.
Movió negativamente su cabeza el sabio y le respondió así:
-Aquí toca a su fin el imperio de la filosofía... El príncipe acaba de descubrir que tiene corazón.
"La leyenda de Sleepy Hollow y otros cuentos de fantasmas"