- De ti produciré una criatura que será la honra de mis allegados, la humillación de mis enemigos y la defensa de los que me atacan.
Y el viento del Sur, respondió:
- Señor, hágase según tu deseo.
Cogió Él entonces, un puñado de viento y creó el caballo, diciendo:
- La virtud inundará el pelo de tus crines y tu grupa. Serás mi preferido entre todos los animales, porque te he hecho amo y amigo. Te he conferido el poder de volar sin alas, ya sea en el ataque o en la retirada. Sentaré a los hombres en tu grupa y rezarán, me honrarán y cantarán aleluyas en mi nombre. Ahora ¡ve! y vive en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. ¡Sacrifícate! y aprende a resistir la tentación del agua, broncea el color de tu cuerpo, aligera tus músculos de grasa, porque del viento vienes y viento debes ser en la carrera".
FUENTE: "El sanador de caballos". Gonzalo Giner (Planeta Madrid, 2010).