La libreta roja - Que me rindo

Publicado el 07 mayo 2014 por Sara M. Bernard @saramber

¡Hola! Soy una libreta roja muy mona y muy pija. No soy del chino, eh, que cuesto un dineral. Bernarda me compró en marzo de 2013. Muy subida que estaba, la pobre, después de un febrero especialmente asqueroso. Mira que hay meses en el año, y le da por deprimirse sólo en febrero.
Total, como iba diciendo, soy una Libreta, así con mayúsculas, con marca, con hojitas en blanco de alto gramaje. La Bernarda la quiso utilizar para esto, lo primero:

Como le gustó el taller, pidió un autógrafo


...porque así estaba de emocionada, ella, apuntándose al primer taller de poesía de su vida. Menos mal que Gonzalo Escarpa (que ahora está haciendo las Américas, chico listo, porque en España...) no pretendía enseñar a nadie a escribir poesía. De hecho, un taller de tres días bastante interesante, con teoría sobre creatividad poética y discusiones metafísicas sobre qué es, y de dónde vendrá la musa, que no te pille sin libreta ni boli. 

Una vez empezada, pues había que usarme, claro. Así que la doña se dedicó a escribir sus líneas, todo más o menos limpio. 


¡Eh, esto acabó en el blog!


 Pasadas unas pocas páginas, pues ya lo de siempre: anotaciones rápidas de cualquier cosa. Y eso de parecerse más al folio en blanco que a una libreta de cuadritos tampoco ayudó a conservar el orden. Así que...

Pegotes de café incluidos. Ascazo. Qué tía más puerca


Llegó el mes de mayo y seguía como libreta titular. De hecho, ahí se anotó el primer pensamiento fugaz que venía a ser, transcrito, lo siguiente: "Relatos del hambre" ¿???? Los versos del hambre.
¿Os suena? Ah, es que a mí no. Después sí, porque se repetía mucho esa frase y anotaciones variadas sobre lo mismo. Y algo de material relacionado, citas de economistas, citas de algún psicólogo ridículo sobre la crisis, cosas así. Estaba apuntado, también, el nombre de una autora americana que se caga (pero en fino) en lo del pensamiento positivo. Y se lo preguntaron el otro día, a la Bernarda, y no se acordaba del nombre pero se acordaba de en qué libreta lo había anotado, motivo por el cual me desempolvó.

Pues lo que contaba, eso de los versos de se va repitiendo de tanto en tanto, intercalado con otro montón de cosas que nada tienen que ver. Con el paso de las páginas, sin embargo, se repite cada vez más. Qué pesada. Una tarde se apunta fugazmente:

Coño, la primera frase en versión original. Rápido, QUEMADLA


Y todo el mismo rollo. Sobre la mitad (esta doña todavía no ha encontrado dónde anotó a la psicóloga americana aquella) hay un par de frases inocentes, escritas sin orden alguno, un día cualquiera. Las pongo, también:

No entiendo qué tienen esas dos frases tan cortas, más cortas que otras anotaciones precedentes y posteriores, incluso parrafadas seguidas que tengo pocas páginas después. Pero Bernarda se ha puesto de muy mal color y casi me tira a la basura. Con la calidad de papel que tengo, joder. Ha tardado unas cuantas horas en volver a abrirme y encontrar, ahora sí, a la autora aquella (Bárbara, escondida de la mitad hacia el final). 

Sigo sin saber qué ha pasado, pero bueno. No he acabado en el water ni en la basura de milagro. Con lo que le gusta a la Bernarda tirar libretas viejas.... 



Sara Bernarda se ha mareado de repente


Bien. Espero que haya quedado claro, de una vez por todas, con el detalle más IkerJiménico de todos, por qué NO voy hacer nunca una reseña de cierto libro. Y seguiré siendo una pelota con los autores españoles, indochinos o afganos que considere oportunos, simplemente porque PUEDO y vosotros no. Y porque me sale del .... de la Bernarda. 
Ya mañana empiezo posts serios. O pasado.