Revista Diario
La llegada al puerto
Publicado el 20 julio 2010 por EmilienkoCapítulo 2x02
A Jorge lo veo un par veces al cabo del mes; sin embargo, no había vuelto a saber de Vientoblanco, su alter ego en el mundo Pokémon, desde que nos despedimos fríamente hace casi tres años en las montañas heladas del norte de la imaginaria región de Johto.
Por eso me sorprendió que quisiera volver a ese mundo paralelo. La suya no era una decisión precipitada; me la venía proponiendo desde hacía bastante, pero yo nunca la había tomado en serio. Durante todo el tiempo que había transcurrido, Jorge ya no era un universitario frikie que se pasaba las horas en su casa delante de un ordenador; ahora era todo un ingeniero encorbatado que se pasaba las horas en su oficina, delante de un ordenador. Yo tampoco era un ocioso opositor; ahora me paseaba en bata blanca por un hospital y con una reputación que mantener.
Y en medio de ese universo de realidades, Jorge quiso volver a ser Vientoblanco, el entrenador de Pokémon acuáticos que se teñía el pelo y las barbas de color azul eléctrico.
Vino a casa un domingo de julio, a las cuatro y media de la tarde, a esa hora en la que nadie sale en mi ciudad porque está fundido el asfalto de las calles. Anduvimos bajo el sol hasta llegar a esa zona del puerto que no conoce nadie y desde donde parte un barco que deja en la isla Pokémon de Hoenn, en el muelle de ciudad Portual.
Nada más bajarnos del barco, nos dimos cuenta de que ya éramos demasiado grandes en edad y en tamaño para continuar en aquel juego, pero como era nuestro deseo volver a vivir las aventuras de hacía unos años, usamos nuestra imaginación (y el Photoshop) para poder volver durante una temporada a ese mundo que no existe.
Foto: La llegada a ciudad Portual.