Mi luna descolgada, mi cielo vacío
y mis palabras a la nada...No te olvides de volver que te pienso
cuando miro las arañas tejer sus trampas en el techo,
te pienso, cuando mora el silencio del bosque
la distancia corporal que nos une,
como la misteriosa fuerza de quienes ignoran el olvidar
y se adoran de saberse existir prudencialmente distantes.
Tu voz callada, Luna, que me llama
cuando yo no me animo a hacerlo,
tu voz que me sangra las palabras,
tu tibiecita voz de recuerdo.
No te olvides de volver que te espero sin esperar
y sin contar el tiempo.