“Tú y yo, la oscuridad y el resplador… Ambas formamos el mismo cuerpo”
Existe una lucha interna dentro de nosotros mismos que siempre se encontrará presente a pesar de los años, las experiencias y las emociones que hemos vivido. Nosotros mismos somos quienes nos ponemos los límites y las metas que deseamos alcanzar, pero el miedo también es nuestro peor enemigo. En más de una ocasión culpamos a la persona que se encuentra delante nuestro por los fallos que hemos cometido, por no haber dado ese paso tan importante a tiempo, o por no haber dado una oportunidad al destino o al futuro que en un instante nos dejaron entre ver… Sin embargo en lo más profundo de nuestro ser sabemos que el culpable de aquello no es “una puerta que te cerraron hace años” o “aquella persona que te odió e hizo tu vida imposible”, el culpable simplemente eres tú mismo.
Todos tenemos dos tipos de caras, una más clara que la otra. La luz y la sombra. La primera deslumbra, la segunda nos hace caer en un pozo interminable donde nunca se ve el final. Todos hemos pasado por eso, todos nos hemos repetido una y mil veces más que no lograremos alcanzar lo que nos proponemos, no lo lograremos por lo que comentan los demás de nosotros o por lo que intuimos que es la realidad. Sin embargo cuando nos enfrentamos a todo ello salimos mas fuerte… Siempre, sin excepción. Es cierto que los sueños son complicados de conseguir, que muchos sueños se rompen en mil pedazos por la decisión de una persona que no valora por todo lo que se ha pasado hasta llegar a ella. Pero la clave no es pensar que no vales tanto como creíste en un tiempo, la clave es sustituir esa meta que no ha podido ser por otra diferente. Una meta que te haga ilusionarte de nuevo. Puede que sea la esperanza lo que nos aliente a seguir adelante… Una esperanza aún mas necesitada en los tiempos que corremos. Pero necesaria porque siempre necesitamos creer en algo para no caernos en lo más profundo, para seguir adelante. Por eso necesitamos la luz y la sombra, la primera para brillar, la segunda para hacernos sentir mucho mas fuerte.
Y todo esto es porque he visto “Cisne negro”, una película que describe a la perfección esas dos partes, esa luz y esos miedos. El no poder, el no querer, el sentirte inferior, la inseguridad… Todos hemos pasado por ello. Extraña es, pero al verla no podrás evitar sentirte identificado…