Hacía la nota mental de no volver a comprar el jabón para trastes de Great Value, cuando recordé que no conocía el frío, antes de casarme.
Yo amaba el frío -todavía me gusta-; pero el frío que conocía era el que se vive en una casa caliente, con agua caliente y comida caliente, transportada en automóviles con calefacción, sin preocupación alguna por lo que iniciara o mantuviera esa agradable temperatura.
Del mismo modo, en mi casa solía haber los mismos productos siempre: las mismas marcas, a veces en la misma presentación durante años: todo entre los límites de lo bueno.- Así que no conocía la mala calidad.
No sabía que hay shampoos que no sirven. Recuerdo el primero que compré: a la semana perdió el color y el aroma; el segundo, me dejó el cabello como alambre, espantoso. Y sigo descubriendo cosas. El mes pasado: que hay fibras para tallar los trastes, que los rayan y se deshacen.
Silvia Parque