Y por eso nos callamos. Nos dicen "te echo de menos" y nos mordemos la lengua para no confesar que nosotros también, para no mostrarnos vulnerables. Miramos una foto, leemos un maldito sms una y otra vez y no somos capaces de vencer nuestro miedo y, simplemente, sincerarnos y exteriorizar lo que nos inunda el pecho y nos preocupa. De darle al botón de "responder" y decir la verdad.Luchamos contra un lobo que no existe, o quizá sí que exista: somos nosotros mismos.
Y por culpa de esa lucha sin sentido lo acabamos estropeando todo. Leí en twitter esta mañana:
Y no puedo más que sentirme estúpida por la cantidad de veces que yo lo hice. Por la cantidad de personas que se quedaron en el camino, por mi culpa. Por todo lo que pude haber dicho y no dije. Por ser consciente, ahora sí, de que ninguna de las consecuencias de ser sincera y expresar lo que siento podría ser peor que las de guardámelo todo dentro.
Porque tenemos orgullo y no hay que olvidarse de mirar por nosotros mismos, pero ECHAR DE MENOS A ALGUIEN NUNCA SIGNIFICA PERDER LA DIGNIDAD Y NO DEBERÍA AVERGONZARNOS. Significa que somos humanos y como tales sentimos y queremos... y que a veces simplemente necesitamos que alguien también nos quiera.
Tan sólo hay que avergonzarse de no sernos fieles a nosotros mismos y actuar como si fuésemos otra persona ante la gente que apreciamos, porque igual cuando comprendes que te equivocaste ya sea demasiado tarde.