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La mala educación

Publicado el 01 noviembre 2011 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

En el descanso del partido de ayer estuve charlando con unos muy queridos amigos sobre el equipo, el juego y más tarde sobre la afición. Uno de ellos me comentaba que esta afición era demasiado dura con lo suyos y yo le comenté que precisamente eso me gustaba de esta afición, pues era exigente e inconformista.

Siempre pensé, sigo pensando, que es una de nuestras señas de identidad y así lo he reflejado siempre en mis escritos. Mi compañero de charla comentaba que efectivamente era así, no lo dudaba, pero que él creía que no deberíamos confundir exigencia con impertinencia, algo que es distinto evidentemente.

Señores, yo hago una labor dentro del Club, hago un programa de radio en los medios oficiales y coordino el Área de Historia y mientras he hecho todo esto, el programa de radio va por su cuarta temporada desde que participo en él, nunca he dejado de ser crítico con mi equipo, ni con mi directiva, ni tan siquiera con mi presidente y tienen abundante material en este blog para poder comprobarlo. Así seguiré siendo hasta que me muera.

Dicho esto, que es de Perogrullo para aquel que sigue mi blog habitualmente, tras tener esta conversación en el descanso, asistí a un espectáculo bochornoso.

Cuando mejor jugábamos, al inicio de la segunda parte, cuando aún ganábamos, Marcelino salió del banquillo, hizo un par de correcciones a sus jugadores y cuando se volvió miró a la grada. Fue cuando un tipo que estaba en primera fila tras el banquillo se levantó como un resorte a recriminar algo y echarle la bronca al entrenador. Parecía que iba a caerse hacia abajo de un momento a otro con medio cuerpo hacia fuera gesticulando como un poseso.

LA MALA EDUCACIÓN

Marcelino le miró como diciendo… ¿y este personaje esperpéntico de donde ha salido? Imagino que un entrenador como el nuestro debe estar acostumbrado a estas cosas y deben resbalarle un montón, pero mi amigo, que estaba delante de mi asiento miró hacia atrás y yo le miré haciendo un gesto de afirmación. Esa era la representación más gráfica de lo que había querido decirme minutos antes.

Y la verdad es que así hay muchos. Si hiciésemos una encuesta sobre este asunto, estoy convencido que como el personaje del que hablamos, siempre habrá algún aficionado que nos dirá que detrás suyo tiene uno así y que más de una vez ha estado a punto de saltar por las infamias que suelta contra los jugadores y el Club. Gente que va al fútbol para desahogar su penas cotidianas, a gastar la adrenalina que en casa no tiene witos de quemar, la mujer lo tiene más derecho que una vela. Insultando, vejando y molestando a todos los que tiene a su alrededor con sus comentarios.

El problema es que hay muchos así.

Ya perdiendo, de la forma en que lo hicimos ayer, se pueden imaginar a estos personajes. No hablo de los que pitan, que lo hicieron cuando tuvieron que hacerlo, es decir, terminado el partido, aunque otros muchos lo hicieron a destiempo. Mostraron su disconformidad con lo que hizo el equipo y me parece bien. Eso sí, yo jamás pité a mi equipo, entre otra cosas porque no sé silbar.

Lo de Twitter ya clama al cielo. Te encuentras cada personaje de estos… mejor lo contamos otro día.

Sea usted crítico, pero no insultador. Sea usted exigente con su Club, pero no le falte el respeto, este es el Sevilla FC, recuérdelo y se supone que es usted sevillista, de pensamiento y de obra.

SI TE GUSTA EL ARTÍCULO TUTÉALO.

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