La mamá.

Se terminaron las vacaciones y hoy Alex volvió al jardín. Hace tres días veníamos haciéndole la psicología de que iba a tener que quedarse sin llorar otra vez, y la venia rebotando; así que me sorprendió esta tarde cuando, en vez de llorar, accedió a quedarse tranquilo jugando. Yo no soy la mamá que le cuesta dejarlo, desde chico trato de soltarle la mano todo lo posible: que duerma en otras casas, que salga a pasear con mi familia sin mi, que haga las cosas que están a su alcance solo, que sea super independiente. He oído de mamás que lloran cuando lo llevan al jardín e inclusive de otras que ni siquiera lo llevan a las salitas no-obligatorias para quedarselos chiquititos un ratito más, "una vez que se van no vuelven más". También existen otras mamás que alaban el día en el que les dejan estas cuatro horas diarias libres para poder hacer la suya. Pero yo siempre me sali de esas dos. O mejor dicho, tengo un poco de las dos. Creo que simplemente disfruto el hecho de verlo crecer tan feliz.