a mis seis años
aprendí el misterio de las sombras
nacían allí
en la mancha de la pared
gris
deformada
expectante
innombrable
.
mis tutores me mandaban a la cama
a las ocho de la noche
unos minutos después
me apagaban la luz
en ese pequeño rato
miraba la mancha y trataba de ver
qué era, quién era
.
unas veces se me antojaba
era una bruja
un monstruo
un niño acurrucado
otras veces una gárgola horripilante
pero todas esas figuras fantásticas
se convertían en un cuerpo redondo
de color negro intenso cuando me apagaban la luz de mi dormitorio
.
la mancha era la madre de la oscuridad
y de mis sueños, ya despierto, ya dormido
.
despierto
sabía que no iba a morir
pero le temía
y en mi hondo horror
convertía mis manos en aviones de combate
que sobrevolaban mi cuerpo
cuidándolo
también los convertía en personas buenas
que caminaban por mi pecho y mi cara
como centinelas de confianza
.
dormido
la mancha vuelta en sombra
ambientaba los ritos de la muerte
me apuñalaba con aire negro
con silencios hechos navajas
con misterios bajo mi cama
dormido
danzaban a mi alrededor
unos ángeles desnutridos, casi calavéricos
que gemían
que blasfemaban
.
despertar era tan sorpresivo
que creía nacer cada día
luego de la infausta noche
los gorriones
picoteaban en mi ventana
dando saltitos
que me adornaban el rostro con sonrisas
.
mis tutores
siguiendo un manual de crianza
se alternaban
para hacerme saber
que era hora de levantarse
y
en mi interpretación
de que me habían concedido un día más de vida
.
desde los seis años
a la noche no solo le temo, la odio
porque es un muro
que no me deja ver hacia el otro lado
me llena de dudas
y no alcanzo a saber si tras la noche
veré otra vez
su cuerpo encogido...
.
esa mancha en la pared
.